(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)
Apreciaciones sobre la influencia de la religión
Francisco García Calderón
Entre nosotros, el Estado ha establecido, mediante la supresión de diezmos y por el presupuesto de l Iglesia, la misma organización que Napoeón implantó en Francia contra la influencia eclesiástica. Los obispos son funcionarios y no existe relación de dependencia entre el clero y el pueblo; la Iglesia es uno de los poderes del estado.Es fácil encontrar en este ordenamiento consecuencias enojosas: la conciencia de culpa, el automatismo de la vida religiosa, el servilismo de la Iglesia. Pero si nos remontamos a la época colonial, durante la cual el catolicismo español gobernaba en forma absoluta, catuando las almas a veces contra el poder; épocas en las que pequeñas querellas entre la Iglesia y el Estado se convertían en el centro de la conciencia general, comprenderemos la importancia de una liberación del poder civil. La religión española, fuerte en su absolutismo, sólo toleraba dos situaciones: la dominación o el servilismo. Para evitar su hegemonía, su vida fue regulada, dejándole el dominio espiritual y retirándole el civil, objeto tradicional de sus aspiraciones.
El carácter peruano acepta de buen grado esta organización política. No es religioso sino indiferente. El espíritu es dócil, extrovertido, y la voluntad es débil para entablar luchas religiosas. Hemos tenido partidos conservadores y liberales y oposiciones dogmáticas; pero un apaciguamiento progresivo de estos conflictos permite establecer que en nuestro espíritu nacional no existe, a pesar de su intolerancia, esta afirmación enérgica de la fe, que hace mártires y héroes. La indiferencia es extrema y la religión una tradición doméstica.
No tenemos el espíritu luchador y peleamos por personas y nombres más que por ideas.
Elaborado en base a: GARCÍA CALDERÓN, Francisco. El Perú Contemporáneo. Obras Escogidas. 1 Editado por: Fondo Editorial del Congreso del Perú. Año, 2001. P.261-262
buena historia
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