Construyendo juntos el conocimiento de la Historia
Extracto del trabajo de
Ana Lucía Zegarra Pairazamán
Cuarto Año
CAPÍTULO VI
Extracto del trabajo de
Ana Lucía Zegarra Pairazamán
Cuarto Año
CAPÍTULO VI
DOCTRINA DEL NACIONALISMO FASCISTA
Nació bajo la influencia revolucionaria y antiparlamentaria que se manifestaba en los movimientos obreros de Francia e Italia, imbuido de la “violencia voluntarista” preconizada por Sorel y de los métodos extremistas del marxismo y del comunismo.
Para el fascismo, la libertad de pensamiento es más que anarquía intelectual a la que el opone el interés nacional, fundado en la fuerza del sentido colectivo y en la acción del “jefe” encamando la voluntad de la masa.
Mussolini, desprecia el pacifismo y a los “eunucos humanitarios”. Su nacionalismo democrático y autoritario tiene por base el dinamismo, la voluntad de poder y la mística de la fuerza.
Para Mussolini, al ciudadano le vienen grandes las libertades individuales, debe ser” ascético y orgulloso”, reaccionando al mismo tiempo contra el “positivismo materialista y degenerando del siglo XIX” y contra la “caridad cristiana”.
La libertad del fascista consiste en aceptar voluntariamente la servidumbre a una fe colectiva. Italia, al hacer de los ciudadanos hombres fuertes, audaces, dispuestos a todos los sacrificios, seria “heroizada” y estaría en condiciones de recuperar en el Mediterráneo el puesto dirigente que fue antaño el de la Roma imperial.
El problema social consiste en crear una estrecha colaboración ente el capital y el trabajo, condicionado por una legislación social muy avanzada. El fascismo se presenta como heredero político del socialismo nacional que se propagó en Italia desde principios del siglo XX.
CAPÍTULO VII
LAS INSTITUCIONES FASCISTAS
La autocracia fascista se estableció sin suprimir la Constitución de 1848; lo hizo después, progresivamente, mediante la supresión de las libertades personales y ampliando el sistema policiaco.
El sistema administrativo no se fijó definitivamente hasta 1934, en que el numero de provincias paso de 75 a 92.En 1926 termino ya la aplicación ilegal de los procedimientos fascistas.
En los municipios, la administración se puso en manos de un podestá, nombrado por el gobierno y que hacía las veces de los consejos municipales por elección.
Roma estaba sometida a la autoridad de un gobernador. Todos los funcionarios, incluso los profesores de universidad, tenían que prestar juramento de fidelidad al régimen.
En 1925 desapareció la prensa de oposición y se abolió la libertad de asociación, fueron disueltas las lógicas masónicas y el derecho de reunión quedo sometido a la previa autorización.
La policía fue reforzada y puesta en condiciones de ejercer una vigilancia secreta y constante sobre la vida privada mediante mesas de escuchas instaladas en las centrales telefónicas, censura de la correspondencia y organización de una vasta red de confidentes de policía.
CAPÍTULO VIII
PROPAGANDA Y ACOPLAMIENTO DE LA JUVENTUD
La base del régimen está en la propaganda, que debe mantener viva su ideología y su fe. Por tanto, todo lo que puede mover la opinión es transformado en instrumento de propaganda; prensa, radio y cine, apoyados en grandes desfiles y manifestaciones espectaculares, durante los cuales el Duce dirige la palabra a la multitud y se hace aclamar por ella. También se emplea el deporte como medio de agrupar y militarizar a la juventud.
La educación fascista cultiva ante todo la voluntad puesta al servicio de la total adhesión a la autoridad del Duce. Los profesores explican sus clases vestidos con el uniforme del fascio, su objetivo era que la fe religiosa no pueda anteponerse a la fe fascista.
La enseñanza de la Historia y de la Filosofía está concebida en forma que contribuye a propagar la ideología fascista. Los niños están encuadrados militarmente desde su más tierna edad y la juventud esta militarizada y preparada para combatir por la gloria del partido y de Italia. En cuanto a las niñas, llevaban uniforme lo mismo que los muchachos.
El programa de la de que se enseña a la juventud puede resumirse en tres palabras: “crecer, obedecer, combatir” y en dos frases: “la disciplina es el sol de las armas” y “el Duce siempre tiene la razón”.
Con este programa no se intenta desarrollar la cultura, ni el sentido crítico, sino formar atletas. Por esta razón, el fascismo, como todos los regímenes totalitarios, concede gran importancia al deporte y propaga la educación fascista.
CAPÍTULO XIX
EL CORPORATIVISMO
Se basa en la lucha de clases, el fascismo ha querido lograr la colaboración de estas implantando un régimen corporativista.
Fracasado el proyecto fascista de formar sindicatos mixtos de patronos y obreros, el partido consiguió solamente formar sindicatos obreros agrupados dentro de una confederación de sindicatos fascistas, que se intento conjugar con la Confederación Nacional de Industria. Pero esta se opuso. Entonces, el partido renuncio a la fuerza y permitió que los sindicatos fascistas declarasen una serie de huelgas con objeto de intimidar a los industriales.
Los sindicatos fascistas fueron los únicos reconocidos como legales para representar los intereses obreros. Solo los funcionarios quedaron exhortos de esta obligación de sindicarse.
La limitación del derecho de huelga fue acompañado de una aparato judicial nuevo. Los tribunales de apelación fueron llamados a desempeñar las funciones de tribunales del trabajo y el arbitraje en los conflictos sociales de hizo obligatorio.
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