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jueves, 19 de noviembre de 2009

La Guerra con Chile

I. La Guerra con Chile (1) Antecedentes, causas y motivaciones.

1. Definición

Fue el peor desastre bélico en que se vio envuelto el Perú a lo largo de su historia. Se le conoce como La Guerra del Pacífico, en alusión a que este océano fue protagonista indiscutido de los enfrentamientos iniciales que se desarrollaron entre los países enfrentados.

2. Valoración

2.1. La opinión del principal historiador peruano de este período.

Jorge Basadre Grohmann, medita sobre el resultado de la guerra y recoge en su opinión, la del almirante Rodgers; quien se muestra sorprendido no de la derrota peruana, sino de la resistencia de cuatro años, frente a una guerra que –según los observadores de la época-, el Perú tenía perdida de antemano frente a la superioridad militar de Chile.

“La guerra logró ser estabilizada por el Huáscar durante cinco meses, hasta octubre y fue duramente luchada durante cuatro años. Rodgers se asombraba no de que el Perú perdiera sino de que hubiese seguido combatiendo”.
Extraído de: Basadre, Jorge. Una antología sobre la Guerra del Pacífico. P.75.

Basadre recrea además el estilo de Louis Geoffrey Chatêau, quien en 1836 escribió un ensayo en el que Napoleón venció en Waterloo; y elabora una ucronía sobre el rumbo que hubiera podido tomar la guerra si se hubiera tomado a tiempo las previsiones necesarias.

La palabra ucronía se empezó a usar oficialmente en Francia en 1876 al publicarse la obra “La Utopía tras la historia”, aunque antes ya se había venido utilizando. Así como utopía es lo que no existe en ningún lugar, ucronía es lo que no existe en ningún tiempo. Así como la ciencia ficción es inventar un hecho que podría darse en el futuro, la ucronía es inventar algo que no se dio en el pasado. Para ello, cada contexto histórico tiende a crear sobre unos hitos concretos llamados “punto Jumbar”; es decir, un suceso histórico lo suficientemente importante como para que de no haberse dado, la historia hubiera sido diferente.

3. Causas de la guerra

En el estudio de la guerra del Pacífico se puede mencionar distintas causas que, clasificaremos de la siguiente forma:

3.1. Causas Remotas

3.1.1. Política Expansionista de Chile

Todo estado, desde el punto de vista geopolítico es definido como un organismo vivo que nace, crece y se desarrolla. Así, el crecimiento puede ser considerado como un proceso natural, al cual los estados tienden, por definición. El problema surge, cuando esa tendencia se convierte en una política expansionista, que deja de lado el respeto de los límites de los países vecinos y se va buscando oportunidades de ocupación.

Chile, a lo largo de su historia dio muestras de desarrollar una fuerte política expansionista, que se manifestó además en obstaculizar los intentos de unidad internacional, por considerarlos peligrosos para su desarrollo.
- Se opuso a la formación de la Confederación de los Andes, por Bolívar.
- Apoyó la separación de Bolivia de Perú en dos repúblicas separadas, a pesar de los vínculos ancestrales que habían unido a sus pueblos.
- Se opuso a la conformación de la Confederación Perú- Boliviana, por Santa Cruz, declarándole la guerra hasta lograr desestabilizarla.

Perú y Bolivia tienen una historia común milenaria, que se remonta a las épocas de las primeras ocupaciones del territorio en que se crearon vínculos que se consolidaron con el tiempo. Por ejemplo: la zona del Altiplano siempre ha representado una zona de unión y no de separación para los pueblos que se asentaron en ella. El Lago Titicaca, fue medio inigualable de mantener la unidad entre los reinos Aymaras que se asentaron en sus orillas y que lo consideraron míticamente como un espejo, en el cual se veían a sí mismos reflejados en una cultura idéntica ubicada en e lado opuesto del lago. Culturas como Pucará y Tiahuanaco hablan de la comunidad de intereses existente en los pueblos de uno y otro lado; los dialectos que sobreviven al paso del tiempo, vinculan semánticamente la zona sur del Perú, separándola del resto del país. Es más fácil encontrar algún parecido entre los habitantes de Bolivia actual y el sur de Perú, que entre los habitantes del sur de Perú con los del norte, por ejemplo. Todos esos elementos nos ayudan a clarificar la idea de lo fuertes que han sido los vínculos entre ambos pueblos a lo largo de la historia.

Esto se complementó con una política opuesta por parte de Perú, que a nivel internacional era reconocido como País Pacifista, lo que llegado el momento nos colocó en medio de una disputa en la que no debimos haber tomado parte.

3.1.2. Falta de preparación militar por parte de Perú

Lamentablemente, el mal manejo político del Perú, los años de inestabilidad y de anarquía, los golpes de estado y todo el complejo desarrollo de nuestra historia republicana hasta fines del siglo XIX redundaron en la despreocupación por la conformación de un poderoso ejército y una moderna armada, como recuerda Basadre en su ucronía sobre lo que hubiera sucedido si el Perú hubiera estado militarmente mejor preparado al llegar la Guerra del Pacífico, no hubiéramos tenido tanta desgracia que lamentar.

3.2. Causas Inmediatas

3.2.1. Alianza Secreta entre Perú y Bolivia

Por iniciativa del presidente boliviano Agustín Morales y su canciller Casimiro Corral y del embajador Benavente, el Perú aceptó la firma de este tratado, después de muchas vacilaciones.

El tratado secreto entre Perú y Bolivia fue firmado en Lima el 6 de febrero de 1873 por el plenipotenciario Juan de la Cruz Benavente y el ministro José de la Riva Agüero Looz Corswarem. En su preámbulo especificaba su carácter defensivo. Entre sus artículos se leía:

“Las altas partes contratantes se unen y ligan para garantizar mutuamente su independencia, su soberanía y la integridad de sus territorios respectivos, obligándose en los términos del presente tratado a defenderse de toda agresión exterior”

“La alianza se hará efectiva (…) especialmente en los casos de ofensiva, que consistan:
En actos dirigidos a privar a alguna de las partes de su dominio o de cederlo a otra potencia.
En actos dirigidos a someter a cualquiera de las altas partes contratantes a protectorado, venta o cesión de territorio o a establecer sobre ella cualquiera superioridad, derecho o preeminencia que menoscabe u ofenda el ejercicio amplio y completo de su soberanía e independencia.
En actos dirigidos a anular o variar la forma de gobierno, la Constitución política o las leyes que las altas partes se han dado en ejercicio de su soberanía.

Las partes quedaban en libertad para establecer el casus foederis; es decir, el caso de fuerza o emergencia en que el tratado debiera hacerse efectivo.

La firma de esta alianza por parte de Perú y Bolivia se explica porque a partir de 1870 en ambos países se generó una alarma ante el expansionismo chileno hacia el norte; en especial por las riquezas salitreras existentes en el desierto de Atacama (Bolivia) y en Tarapacá (Perú), riquezas que Chile deseaba comercializar con Europa.

3.2.2. Tratado entre Chile y Bolivia en 1874

Desde 1840 Chile y Bolivia habían tenido problemas para establecer la delimitación exacta de sus fronteras entre los paralelos 23º y 25º L.S. Chile afirmaba tener poderío hasta el paralelo 23ºL.S y Bolivia reclamaba posesiones hasta el 25º L.S.

El 10 de agosto de 1866 Mariano Melgarejo, dictador boliviano firmó un tratado con Chile, reconociendo como frontera el paralelo 24ºL.S y aceptando el dominio común de las zonas con riqueza guanera y salitrera que se encontrase entre los paralelos 23º y 25º L.S.

El 14 de agosto de 1871, tras ser derrocado Melgarejo en Bolivia, A Chile se le anularon las concesiones, pero con el tiempo se reiniciaron las negociaciones con empresas extranjeras a partir de la creación de la Compañía de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta de propiedad de capitalistas chilenos. Es a partir de este momento que empezaron las negociaciones entre Bolivia y Perú, que llevaron a la firma del tratado secreto.

El 6 de agosto de 1874 se suscribió el tratado entre Chile y Bolivia. El límite entre ambas repúblicas quedó fijado en el paralelo 24ºL.S. Entre los paralelos 23º y 24º se declaró libres y exentos de todo derecho a los productos naturales de Chile importados por el litoral boliviano. En reciprocidad, idéntica liberación recibieron los productos naturales de Bolivia, que fueran introducidos al litoral chileno dentro de los paralelos 24º y 25º.

Los derechos cobrados por la exportación sobre los minerales en el territorio de la zona de los paralelos 23º y 24º pertenecían a Bolivia; pero no debían exceder la cuota vigente. Bolivia se comprometió a no aumentar durante 25 años las contribuciones existentes sobre las personas, industriales y capitales chilenos. Además se obligó a la habilitación permanente de Mejillones y Antofagasta como puertos mayores de su litoral. Cualquier problema de interpretación del tratado debía ser materia de arbitraje.

3.2.3. Problema del Impuesto de los Diez Centavos

El 4 de mayo de 1876 surgió en Bolivia la revolución militar del general Hilarión Daza. Poco tiempo después, los chilenos denunciaron abusos por parte de las autoridades bolivianas en el litoral. El gobierno boliviano creó un impuesto adicional sobre el salitre bajo el nombre de contribución municipal. El 14 de febrero de 1878 la Asamblea Nacional boliviana aprobó una ley que ratificaba la transacción concluida por el Poder Ejecutivo con la Compañía de Salitres y el Ferrocarril de Antofagasta, a condición de hacer efectivo como mínimo un impuesto de 10 centavos por quintal de salitre exportado.

4. Conflicto y ruptura entre Chile y Bolivia

Chile reclamó diciendo que la transacción de 1873 y el tratado de 1874 eran violados con este impuesto. El Ministro chileno Pedro Videla manifestó las ventajas que la Compañía Anónima de Salitres y Ferrocarriles de Antofagasta generaba para las poblaciones chilenas de Antofagasta y Salinas. Con ello intentaba mover a dichos pueblos a una revolución. El Ministro chileno de Relaciones Exteriores Alejandro Fierro manifestó que si el gobierno de Boivia persistía en el impuesto, Chile declararía nulo el tratado de límites, ocasionando consecuencias que serían responsabilidad de Bolivia. El Ministro boliviano Martín Lanza respondió alegando la legalidad del impuesto y procedió a poder en vigencia dicha ley.

Existe un documento (telegrama) boliviano en el que Daza, responde a la preocupación de su ministro Julio Méndez -ante la eventualidad de una guerra entre Bolivia y Chile-, diciendo: “Señor Mendez, mis ministros han llevado esta cuestión con Chile conforme a mi beneplácito: usted no conoce los antecedentes y se angustia en vano: tenemos un tratado de alianza secreto con el Perú: léalo y tranquilícese”

El 1 de febrero de 1879, Daza expidió un decreto por el cual, reivindicaba las salitreras y decretó la venta pública de las propiedades y del material pertenecientes a ella. El 18 de diciembre Chile retiró de Bolivia a su ministro.

5. Motivaciones que tenía Chile para ir a la guerra con Bolivia

6. Negociaciones para evitar la guerra

6.1. Misión del Canciller Boliviano Reyes Ortiz en Lima

Sabía que las esperanzas de Bolivia se centraban en que Perú se alejara de la posición neutral que quería Chile y se manifestara a favor de apoyar a Bolivia. El Perú, pacifista quería agotar todos os esfuerzos para evitar el enfrentamiento entre Bolivia y Chile, lo cual fue interpretado por Reyes Ortiz como un deseo de evadir la situación:

“El gobierno del Perú, especialmente el general Prado, Presidente de aquella república, es probado que hacía todo lo posible en esos momentos por rehuir el compromiso de la alianza” (Ochoa. Escritor boliviano)

Por ello, Reyes Ortiz trató de ganarse a la opinión pública de Lima, sobre todo a los jóvenes, para ejercer presión sobre el gobierno peruano, a favor de apoyar a Bolivia.

6.2. Misión del Plenipotenciario peruano José Antonio de Lavalle en Santiago

Perú desde el primer momento quiso recurrir a la mediación, pero Chile lo interpretó como que quería tiempo para poder armarse, pues sabían de su falta de preparación militar:

“Su situación es muy precaria, sus finanzas en peor estado que las nuestras” (Pdte.Pinto)

La Cancillería de Lima envió a José Antonio de Lavalle en misión especial a Santiago. Por razones que se desconocen, no recibió instrucciones verbales y las escritas, le fueron dadas poco antes de embarcarse, de manos de su hijo y secretario. Aquí hubo un juego de equivocaciones que evitaron que Lavalle fuera enterado de la existencia del tratado secreto. Cuando se despidió de Lavalle, el presidente Prado le abrazó, pidiéndole que evitara la guerra sin que sufriesen la honra, la dignidad, ni el interés del país.

Cuando abrió su paquete de documentos Lavalle se encontró, entre otros papeles, con el texto del tratado secreto de alianza defensiva con Bolivia, cuya existencia ignoraba, pues se había firmado cuando él estuvo ausente del país.

Al llegar a Valparaíso encontró una multitud amenazadora y una prensa sumamente hostil. Apenas partió a Santiago, el consulado peruano en Valparaíso fue asaltado por el populacho.

“Entre el público ha habido una expresión casi unánime de disgusto ante su venida… libremente se han hecho acusaciones acerca de que el embajador fue enviado solamente para demorar, con el objeto de que su gobierno pudiera prepararse para la guerra” (Osborne, Ministro norteamericano en Chile en carta a gobierno de Estados Unidos)

Se entrevistó personalmente y en forma privada con Aníbal Pinto que, como Prado, era personalmente partidario de la paz y resultó arrastrado a la guerra y luego expresó públicamente las intenciones de Perú:

“Es ya antigua política en el gobierno del Perú y de ello dan testimonio los anales de la diplomacia continental, propender a la conservación de la paz y al desarrollo de las relaciones entre los pueblos hispanoamericanos por tantos vínculos ligados y en los que por felicidad no existen inconciliables intereses.” (José Antonio de Lavalle)

La mediación contó con tres obstáculos:
1) El tratado secreto de alianza que, evidentemente, el gobierno chileno conocía.
2) La condición impuesta por el gobierno peruano en sus instrucciones para que Chile desocupara previamente el litoral ocupado
3) El ímpetu expansionista de Chile.

El canciller Fierro, preguntó a Lavalle sobre la existencia del tratado:

Permítame Señor Lavalle que le haga una pregunta así de amigo a amigo ¿qué hay de cierto tratado secreto de alianza entre el Perú y Bolivia? .. con que desde el año 73 aprobó el Congreso un tratado de esa especie con el que nos están aquí alborotando…Dígame pues lo que hay de cierto en eso”

Lavalle contestó, sin revelar lo que no estaba facultado a revelar y sin mentir, que en los congresos a los que él perteneció no se había aprobado ese tratado y que pediría informes al respecto.

“Creo que la franqueza es un gran medio diplomático, medio poderoso y siempre nuevo, tan poco frecuentemente se apela a él; pero hay circunstancias en que la franqueza es imprudencia y en este caso, ella podía obligar al gobierno de Chile a saber lo que no era conveniente para la paz continental que oficialmente supiera, aunque perfectamente sabía por conductos ocultos” (Memorias de José Antonio de Lavalle)

Cabe preguntarse si debió Lavalle revelar que el tratado había sido firmado en 1873. Esta interrogación se la hizo apenas conoció ese documento en alta mar Él ignoraba oficialmente su existencia porque un ministro público no sabe oficialmente sino lo que oficialmente se le ha comunicado o lo que se indica en sus instrucciones o en las comunicaciones oficiales a él dirigidas.

Sabiendo que el ministro chileno Godoy había recibido en Lima la noticia oficial de la existencia del tratado, hizo que Lavalle pidiera información sobre dicho documento. La respuesta afirmativa dio oportunidad a la declaratoria de guerra. Lavalle solicitó una entrevista al canciller Fierro y en ella dio lectura al texto del tratado. Enseguida manifestó que el casus foederis todavía no había sido invocado. Fue su última acción en Chile.

No había dejado nada por hacer para evitar la guerra y entre sus actos no apareció uno solo que sirviera para precipitarla o acelerarla. Un testimonio chileno le ha rendido el máximo homenaje al afirmar que orilló los obstáculos con la sagacidad y tino del que juega con cristales sin quebrar ninguno.

6.3. Declaratoria de Guerra de Chile al Perú

Perú había puesto como plazo fines de Abril para decidir si adoptaba o no una política neutral frente a Chile. Chile rompió las negociaciones y declaró la Guerra al Perú y a Bolivia el 5 de abril de 1879.

7. La opinión pública ante la guerra

Era opinión general que Perú ejercía en América Latina una especie de patriarcado, imagen que se había fortalecido con los laureles del conflicto con España entre 1864 y 1866.

Había partidarios de ir contra Chile y apoyar a Bolivia, precisamente porque el presidente Prado seguía una política pacifista, no por prudencia patriótica, sino por amistades, afectos y negocios tenidos en Chile.

II. La Guerra con Chile (2) Campaña Naval

1. Declaración del Casus Foederis

El Presiente Mariano Ignacio Prado y Lavalle, expidió un decreto el 6 de abril de 1879, declarando llegado el casus foederis, debiendo hacerse efectiva la alianza con Bolivia, en base a los siguientes hechos:
- Ofensa de Chile a Bolivia por la ocupación de parte de su litoral, bajo la forma de reivindicación.
- Solicitud del plenipotenciario de la república aliada (Bolivia).
- Declaratoria de guerra hecha por Chile al Perú, a pesar de nuestros buenos oficios y oferta de mediación en este conflicto. Chileno-boliviano.

En este documento se normó la participación de ambos países en la contienda. La organización debió haber ido así:
- Hombres que aportaría Bolivia: 12,000
- Hombres que aportaría Perú: 8,000
- Perú aportaría su escuadra.
- Las cantidades variarían proporcionalmente de ser necesario.
- Bolivia pagaría a Perú las indemnizaciones requeridas por los gastos de campaña, incluyendo los de movilización de ejército y armada, organización y sostenimiento de fuerzas extraordinarias de mar y tierra, compra de armamentos y buques, así como el valor de los buques y armamentos perdidos.
- Perú percibiría en los puertos de Arica y Mollendo el 50% en plata de los derechos aduaneros correspondientes a las mercaderías extranjeras que se introdujeran por esos puertos para el consumo boliviano, y los aplicaría a gastos de guerra.
- Perú tendría otra fuente de ingresos en la entrega mensual del 50% de los derechos cobrados a la exportación del salitre por su litoral. Esto sería en pago de indemnización por la alimentación del ejército boliviano durante el tiempo que estuvieran en territorio peruano o en el departamento litoral de aquel país.
- Si Chile perdía, sería él quien pagara las indemnizaciones.

A Bolivia no le convenía este acuerdo y pidió que se modificara, quedando en que pagaría al Perú sólo la mitad de los gastos de guerra. Además, el Perú concedió a Bolivia el préstamo de 100,000 soles mensuales.

2. La Guerra entre Chile y Bolivia

En febrero los chilenos ocuparon Antofagasta y el asiento minero de Caracoles. Los bolivianos ofrecieron resistencia en Calama, mientras tropas chilenas desembarcaron en Cobija y Tocopilla. Los chilenos ocuparon Mejillones y quedaron dueños del desierto hasta las fronteras del Perú. La guerra de Chile con Bolivia había terminado en realidad aquí, porque avanzar al interior de esa república no habría traído utilidad alguna, aparte de las dificultades insuperables de esa operación y porque esta última República estaba demasiado pobre e inerme para arrojar a los invasores de su litoral.

3. La preparación de las dos escuadras

La escuadra chilena contaba con:
- Dos acorazados, el Almirante Cochrane y el Blanco Encalada (6 cañones Armstrong y blindaje de 9 pulgadas)
- Las corbetas Chacabuco y O’Higgins (3 cañones Armstrong)
- Buques de madera Esmeralda, Covadonga (capturada a los españoles en la guerra de 1866), Magallanes y Abato.
- Una excelente flota de transportes a vapor entre los cuales destacaron el Rímac y el Matías Cousiño.
- La oficialidad de esta escuadra se había entrenado en el extranjero.

Bolivia carecía de armada. La armada peruana, contaba con:
- Fragata blindada Independencia (2 cañones, blindaje de 4 pulgadas y media)
- El monitor blindado Huáscar (4 cañones y blindaje de 4 pulgadas y media)
- Corbeta de madera Unión.
- Barco Pilcomayo.
- Dos viejos monitores, el Atahualpa y el Manco Cápac, que servían como guardacostas o baterías flotantes y estaban estacionados permanentemente el uno en el Callao y el otro en Arica.
- De los buques comprados por Pezet se había perdido la corbeta América en el maremoto de Arica el 13 de agosto de 1868.

Las diferencias a favor de la escuadra chilena eran múltiples en:
- La juventud de las naves.
- La modernidad de sus elementos bélicos, el tonelaje
- El número de buques y cañones a flote
- Calidad y cantidad de los transportes
- Desplazamiento de las unidades,
- Espesor del blindaje.

El Perú intentó comprar barcos, pero estos intentos se toparon con obstáculos como:
- Falta de crédito
- Insuficiencia de dinero disponible
- Eficacia de maniobras diplomáticas de Chile
- Querellas políticas y personales.
- Hubo esperanzas, que luego resultaron defraudadas, en barcos pertenecientes a Francia, España, Turquía, Portugal, Dinamarca, Italia, Grecia y China.



4. Combate de Iquique

La escuadra chilena empezó por bloquear el puerto salitrero peruano de Iquique (con la Esmeralda y la Covadonga). Luego incendió Piragua y bombardeó Mollendo. Se dirigió al Callao a capturar buques peruanos.

El Huáscar y la Independencia, avanzaron hasta Iquique y se enfrentaron con los chilenos el 21 de mayo de 1879. La contienda fue desigual: barcos de acero contra barcos de madera.

Perú perdió el primer barco de la escuadra, una fragata mejor que el Huáscar. Chile apenas perdió un viejo barco, reliquia de la Guerra con España.

5. Las Correrías del Huáscar

El Huáscar era un buque inferior a cualquiera de los de la escuadra enemiga, sin embargo, mantuvo la lucha como dueño del mar. Con él, el Perú mostró audacia, arranque de acometida, comando sobre los acontecimientos, peligrosidad en el ataque. Con él, entrevió una ilusión de victoria. La opinión pública, cada vez más entusiasta, comenzó a demandar proezas del monitor. Entre los meses de mayo y noviembre mantuvo en jaque a la escuadra chilena, yendo y viniendo de norte a sur, sin ser visto, por lo que se le empezó a llamar “El fantasma de los Mares”.

El Monitor Huáscar

Pesaba 1,100 toneladas y una fuerza de 300 caballos. Avanzaba 12 millas por hora. Su calado era de 16 pies ingleses. Podía disparar 600 libras de proyectiles en cada andanada. Te nía dos cañones de 40 libras en la popa. Sus dimensiones eran: 200 pies de largo, 35 pies de ancho y 20 pies de profundidad. El blindaje era de 4 y media pulgadas. Contaba con un depósito de víveres para 6 meses. La torre era cilíndrica con blindaje de 5 pulgadas y media. Estaba pintado de plomo.

El Huáscar burlaba la escuadra enemiga y detenía la invasión, que era el objetivo primordial de Chile.. La guerra quedó estabilizada entre mayo y octubre de 1879. La rapidez y la eficiencia del Huáscar fueron el factor dominante en esta etapa. Perú y Bolivia habían podido unir sus fuerzas en el sur. El statu quo así creado era tácticamente una victoria defensiva peruana.

6. El Combate de Angamos

Para capturar el Huáscar los chilenos pusieron en alarma constante el servicio de comunicaciones telegráficas entre Valparaíso y Antofagasta. Organizaron además. El servicio noticioso de los pescadores y surtieron a los barcos de su escuadra con doble hélice y granadas de nueva invención a la vez que incrementaron la velocidad de los blindados.

Rumbo al sur de Chile, el Huáscar y la Unión, entraron al puerto de Coquimbo, donde no encontraron resistencia. Habiendo tenido noticias de una expedición chilena con rumbo al Perú, regresaron a Antofagasta.

Al amanecer del 8 de octubre de 1879, entre Mejillones y Antofagasta, fueron vistos el Huáscar y la Unión por una de las patrullas en que estratégicamente se había dividido la escuadra chilena (Blanco Encalada, Covadonga y Matías Cousiño). Habían esquivado las naves peruanas este peligro, cuando tres humos más aparecieron en el horizonte. Era el Cochrane, el O’Higgins y el Loa. El combate se hizo inevitable para el monitor. La Unión se retiró empleando la mayor rapidez de su andar. Si no había logrado escapar, Grau hubiese podido, al menos hundir o embarrancar su buque. No lo hizo así y afrontó la lucha que empezó a las 9 y 18 minutos. Los disparos del Huáscar hacían poco daño en el Cochrane. A poco, el Blanco Encalada empezó a disparar. Una granada reventó en la torre de mando del Huáscar a las 9 y 35 minutos y Grau quedó hecho pedazos, así como su ayudante Diego Ferré. Luego murieron su sucesor de comando: Elías Aguirre, José Melitón Rodríguez, Enrique Palacios.

El Huáscar por un momento llegó a tomar la ofensiva, pero por poco tiempo. Pedro Garezón, el siguiente al mando, estaba herido y ordenó abrir las válvulas para inundar el buque y hundirlo. Revólver en mano, los chilenos obligaron a los maquinistas de nacionalidad extranjera a cerrarlas. El combate terminó después de las 10 de la mañana teniendo el Huáscar el estado mayor exterminado, la tripulación reducida a una cuarta parte, fuego a bordo y la artillería paralizada.

Con la pérdida del Huáscar, el Perú quedó reducido prácticamente a sus fuerzas terrestres y Chile obtuvo el libre uso del mar.

III. La Guerra con Chile (3) La Campaña Terrestre

Esquema de la Campaña Terrestre

Campaña de Tarapacá

2.1. Toma de Pisagua (El 02 de noviembre de 1879)

10000 chilenos bajo la dirección del general Erasmo Escala llegaron de Antofagasta y atacaron a la guarnición aliada de 1000 soldados que se encontraban en el puerto de Pisagua a órdenes de Isaac Recavarren. A pesar de la tenaz resistencia, fuimos vencidos.

2.2. Batalla de San Francisco (19 de noviembre de 1879)

El ejército acantonado en Tarapacá quedaba encerrado e incomunicado. Los chilenos se situaron entre Tarapacá y Arica.

En Pozo Almonte se ubicó Juan Buendía listo para marchar a Pisagua; a su vez, los bolivianos debían avanzar a órdenes de Hilarión Daza, pero sólo llegaron hasta la Quebrada Camarones, pues hubo una insubordinación de jefes y tropas y finalmente retrocedieron.

Buendía quiso atacar a los chilenos que sumaban 10000 soldados. Se trabó una lucha en que se defendió el territorio palmo a palmo; pero tras tres horas de batalla, los peruanos retrocedieron, habiendo sido hacía mucho abandonados por los refuerzos bolivianos.

2.3. Batalla de Tarapacá (27 de noviembre de 1879)

Las pocas tropas que sobrevivieron a San Francisco se replegaron a Tarapacá para reponerse y continuar la marcha hacia Arica, y establecer contacto con las demás tropas peruanas.

Los chilenos atacaron por sorpresa. Belisario Suárez dirigió a los peruanos. Destacó la División que estaba a órdenes del Coronel Andrés Avelino Cáceres, quien con sus tropas escaló cerros para enfrentar al enemigo, los hizo huir y se apoderó de su artillería que había sido abandonada en la retirada chilena.

Tarapacá fue un triunfo peruano, mientras el resto de tropas peruanas seguían encerradas en el desierto, sin poder ser auxiliadas desde Tacna. Después de penosa marcha por el desierto, los soldados de Tarapacá llegaron a Arica y Tacna, mientras el enemigo preparaba el siguiente paso.

3. Campaña de Tacna y Arica

Perdimos la región de Tarapacá, mientras en Lima se criticaba al anciano vicepresidente La Puerta por no poder organizar la defensa del sur. Prado volvió a Lima, pero poco tiempo después viajó rumbo a Europa, manifestando que iba a comprar armamento y nuevas naves. Quedó al mando el General La Puerta, que tuvo que afrontar el pronunciamiento de la guarnición de Lima a favor del caudillo civil Nicolás de Piérola, quien asumió la presidencia el 21 de diciembre de 1879.

Por aquellos días, en Bolivia por voluntad popular Daza fue depuesto y en su lugar gobernó una Junta de Gobierno, por poco tiempo, pues fue depuesta por un motín, que colocó en la presidencia a Narciso Campero.

Los chilenos iniciaron acciones para apoderarse de Tacna y Arica.

3.1. Batalla del Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880)

El plan de los chilenos consistía en colocarse al norte de Tacna, cortar el abastecimiento de la zona y encerrar a las tropas.

Desde Pisagua se embarcaron 15000 chilenos comandados por Manuel Baquedano y desembarcaron entre Ilo y Pacocha, desde donde marcharon hacia el sur.

Campero, al mando de los aliados, ordenó esperar al enemigo en la Meseta de Intiorco (Inti Orcco), que pasó a llamarse Alto de la Alianza, en el norte de Tacna. Los chilenos vencieron tras cuatro horas de lucha. Los bolivianos se retiraron para siempre de la guerra.

3.2. Batalla de Arica (07 de junio de 1880)

Luego del triunfo en El Alto de la Alianza, los chilenos ocuparon Tacna, tomaron el ferrocarril y lo utilizaron para invadir Arica.

Baquedano atacó con la artillería al ejército peruano y luego envió a Juan de la Cruz Salvo a exigir la rendición, entre tanto, Bolognesi defensor del Morro de Arica esperaba los refuerzos provenientes del norte, a cargo de Leiva. Los refuerzos nunca llegaron, y el 7 de junio de 1880, Bolognesi daría su respuesta inmortal “Tengo deberes Sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho” tras lo cual, consultó a su estado mayor y dio respuesta a Salvo “Arica no se rinde”.

Dirigidos por Pedro Lagos, 4000 chilenos asaltaron el Morro de Arica. Casi todo nuestro estado mayor cayó en la acción: José Inclán, Justo Arias Aragüez, Juan Moore, Francisco Bolognesi y Alfonso Ugarte.

La consigna chilena había sido “hoy no hay prisioneros” por lo que ejecutaron el bárbaro sistema de “el repase”. Mientras tanto en la costa el “Manco Cápac” abría sus válvulas para hundirse en el mar. El Perú estaba absolutamente solo.


4. Campaña sobre Lima

4.1. Primeras Negociaciones de Paz

Ante la barbarie de los acontecimientos, muchos países extranjeros hicieron intentos de parar la guerra. Se aceptó la mediación de Estados Unidos, en el barco “Lackawana” el 22 de octubre de 1880, que estaba anclado en Arica. Chile, ajeno a la voluntad pacifista, exigía 20 millones de pesos de reparación civil, quedarse con Tarapacá y retener Arica, Tacna y Moquegua, por lo que las negociaciones fracasaron y la guerra siguió.

4.2. La Expedición Lynch (04 de setiembre de 1880)

Chile envió una expedición comandada por el capitán Patricio Lynch, quien saqueó ciudades, puertos, caletas, impuso cupos y se apoderó de la propiedad privada de los comerciantes. Arrasó los puertos de Huacho, Supe, Samanco, Chimbote, Salaverry, Pacasmayo, Eten y Paita.

“Para que la guerra sea humana, es necesario que sea tremenda y terrible; la guerra humanitaria no hace más que embarazar las operaciones y hace perder el tiempo.. La expedición Lynch ha sido pues una operación bien llevada, que nos ha enseñado cómo debemos hacer la guerra” (Discurso en el Senado de Chile)

4.3. La defensa de Lima

Chile quería reclamar para sí hasta el paralelo 19ºL.S y para ello envió un ejército de 25000 soldados al mando del general Manuel Baquedano. El 19 de noviembre de 1880 desembarcaron en Piscoy ocuparon Chincha e Ica. El 21 llegaron a Chilca y Turín, cerca de Lima. En Lima, el dictador Nicolás de Piérola procedió a organizar la defensa de la capital en dos líneas defensivas:

a) Primera Línea Defensiva

A lo largo del Morro Solar, en Chorrillos, pasaba por la hacienda Vila, por los llanos de San Juan y llegaba hasta Monterrico Chico, en una longitud de seis millas. Allí estaban defendiéndola el general Miguel Iglesias (en Vila), Andrés A. Cáceres (en San Juan, al centro) y el Comandante Pastor Dávila (Cerros de Pamplona a la izquierda).

b) Segunda Línea Defensiva

Partía de la Quebrada de Armendáriz, pasaba por las afueras de la Vila de MIraflores y terminaba en Monte Rico Grande, actual Hacienda Vásquez (km.5.5 Carretera Central).

Con esto se pretendió detener el avance chileno. Se contaba con 20000 hombres mal preparados, mal equipados con armamento antiguo y deteriorado. Eran hombres que no pertenecían al ejército y que habían sido convocados más por el sentimiento de amor a la Patria que por tener conocimientos de milicia.

En Chorrillos, los chilenos realizaron los mismos actos de pillaje que en otros lados.

4.4. La Batalla de San Juan (13 de enero de 1881)

El ejército chileno estuvo dispuesto de la siguiente manera:

Se defendió el Morro Solar hasta las 2 de la tarde, que cayó. En Chorrilos, los chilenos igualmente se dedicaron al saqueo.

4.5. Batalla de Miraflores (15 de enero de 1881)

La primera línea defensiva había sido rebasada en San Juan, ahora sólo quedaba Miraflores, pero en Miraflores la defensa estaba integrada por grupos de estudiantes muy jóvenes y sin preparación militar.

El enfrentamiento parecía favorable al Perú hasta las 4 de la tarde en que los chilenos recibieron refuerzos. Murieron 10000 peruanos.

4.6. Ocupación de Lima

Como consecuencia de la derrota de las líneas defensivas de Lima, la ciudad fue invadida por los chilenos, quienes se instalaron en los principales edificios, destruyeron nuestras obras de arte y cometieron uno de los peores crímenes contra la humanidad, la destrucción del Patrimonio Cultural de un pueblo.

Piérola se había retirado a la sierra central para continuar la resistencia, quedando como alcalde de la Capital el Coronel Rufino Torrico, quien la entregó a los invasores, quienes nombraron como gobernador de la misma a Patricio Lynch.

Por esta época el almirante Francés Abel Bergase Du Petit Thouars, amenazó a los chilenos con hundir su flota, si Lima era saqueada o incendiada.

5. La Resistencia en la Sierra

Piérola intentó negociar con los chilenos desde Ayacucho, pero se negaron. Luego convocó a una asamblea, se despojó del mando y se fue de país. Fue nombrado Francisco García Calderón como presidente. Él intentó negociar con Chile sin ceder territorio, pero fue apresado y enviado a Chile donde fue objeto de vejaciones.

Andrés Avelino Cacéres logró resistir en la sierra por más de dos años, a pesar de las numerosas expediciones chilenas enviadas en su contra. Cáceres logró derrotar a los chilenos en las batallas de: Pucará, Marcavalle y Concepción, entre el 5 y 9 de julio de 1882.

En la sierra norte, Miguel Iglesias venció en San Pablo, el 13 de julio de 1882, apoderándose de Cajamarca, por poco tiempo. Más tarde, en agosto de 1882, en la localidad de Montán, lanzó un manifiesto a la nación, en el cual convocaba a una asamblea legislativa que lo nombró Presidente Regenerador del Perú, el 25 de diciembre de 1882. Los chilenos lo reconocieron como presidente, pero los caudillos de la resistencia de Cáceres no, por lo que continuaron con la lucha

5.1. Batalla de Huamachuco (10 de julio de 1883)

El mayor aporte de Cáceres fue el elemento motivador que infundió en el ánimo de los peruanos. Él estaba convencido de que se podía ganar la guerra; pero ni el ánimo, ni la cantidad de efectivos militares, ni las municiones, daban para más.

Los chilenos decidieron eliminarlo, lanzando una gran ofensiva en su contra. Cáceres salió de Tarma hacia el Callejón de Huaylas, pero al llegar, los chilenos lo rodearon y tuvo que enfrentarlos en Huamachuco.

La falta de municiones y armamento decidieron esta batalla a favor de Chile. Cayó prisionero el oficial Leoncio Prado, hijo del ex presidente Ignacio Prado, al saber que iba a ser fusilado, pidió se le concediese dar la voz de mando, y así fue el 13 de julio de 1883.

IV. La Guerra con Chile (4) Fin y Consecuencias de la Guerra

1. Situación del Perú

La campaña de Lima terminó en 1881; y, a pesar de la resistencia protagonizada por Cáceres en la sierra central e Iglesias y Puga en la sierra norte, ya no se podía pensar en el éxito. Nuestros líderes políticos estaban imposibilitados para continuar. Fue entonces que Miguel Iglesias optó por la paz.

2. Gobierno de Miguel Iglesias

Su gobierno se sitúa en una etapa muy difícil de nuestra historia, por eso no se le puede calificar en base a obras realizadas, o por la terminación de trabajos iniciados en gobiernos anteriores. Se le recuerda básicamente por haber conseguido la paz internacional. Su labor principal fue ayudar al Perú a curar sus heridas.

El gobierno que sigue a la guerra de 1879 es comparable al gobierno que sucede a la independencia. Se asemeja en que entra a administrar con deudas, y se diferencia en que mientras la emancipación representa el triunfo, este régimen representa la debilidad del reconocimiento de la derrota y la experiencia frustrante que ello significa.

Su acción se dirigió a desalojar el territorio nacional, sobre todo de las tropas invasoras, ya que se dieron maña para quedarse hasta mediados de 1884. Paralelamente tuvo que designar un poder ejecutivo y conformar un gabinete. Reunió una Asamblea Constituyente en 1884 y ante ella renunció, pero al no ser aceptada su renuncia, asumió el gobierno legítimamente el 2 de marzo de 1884.

3. El Tratado de Ancón

Se concede a Chile todo el territorio de la Provincia Litoral de Tarapacá, desde la Quebrada del Río Camarones hasta el río Loa. Se estipula que Chile seguirá en posesión de Tacna y Arica por diez años, tras lo cual un plebiscito decidirá la nación a la que habrán de incorporarse definitivamente, debiendo la parte favorecida pagar a la otra 10 millones de pesos chilenos.
Desde el comienzo, la población peruana manifestó rechazo al Tratado de Ancón, dado que sus cláusulas eran una traición. Sin embargo en la asamblea constituyente que convocó el general Iglesias para votar por su ratificación, sólo 6 representantes se opusieron.

En esos días hubiera sido difícil conseguir algo ventajoso para el Perú, dada la situación de desgracia en que habíamos quedado después de la guerra. Habíamos quedado debilitados interna y externamente. En el tratado se sacrificaban importantes poblaciones peruanas como Tarapacá, Arica y Tacna, pero no podíamos evitarlo.

4. El destino de las provincias cautivas

Para Chile, el tratado de 1883, pese a las múltiples ventajas obtenidas, fue siempre un asunto del que quisieron sacar algo más. Durante las administraciones de Santa María y Balmaceda se propuso al Perú la cesión definitiva de Tacna y Arica a cambio de los S/ 10 000 000 consignados en el convenio para obtenerlas después del plebiscito, a través de múltiples reuniones realizadas en Lima y en Santiago, en las que no se llegó a ningún acuerdo.

Mientras tanto en Tacna y Arica la población peruana dio muestras de patriotismo y de resistencia frente a Chile a través de publicaciones en periódicos, que fueron creados especialmente para manifestar este sentimiento; y a través de la participación en ceremonias multitudinarias a favor de Perú.

5. Actitudes de prohombres que reflejan el pesimismo de la época

En esta época destacan dos personajes vinculados a la actividad literaria, que encarnaron todo el pesimismo de la posguerra:

5.1. Manuel Gonzalez Prada

Optó por responsabilizar del desastre a todos los que tuvieron autoridad en los años de la guerra y se propone crear algo nuevo con las generaciones jóvenes: un cenáculo, un partido de élite que devuelva al Perú su prosperidad y su razón de ser. Usó palabras muy duras y fuertes expresiones para manifestar su descontento con la actitud derrotista y pasiva de los peruanos. Son memorables sus discursos en el Politeama y en el Palacio de la Exposición. Incluir textos.

5.2. Pedro Paz Soldán y Unanue (Juan de Arona)

Fue igualmente cáustico, opta por la ironía, la erudición y llega a un cierto apartamiento de la realidad, tendiendo a europeizarse, probablemente como un modo de rechazar la realidad

6. Vacío de poder en el Perú después de la guerra

En aquella época sufrimos además de una falta de figuras públicas que pudieran ejercer la política y que fueran bien vistos, que pudieran aportar algo positivo para refrescar la situación difícil que atravesábamos. La situación de las figuras más connotadas de la época era la siguiente:

7. Consecuencias de la Guerra

Las consecuencias fueron devastadoras. Se pueden mencionar las siguientes:
- Pérdida de la provincia litoral de Tarapacá
- Pérdida del salitre de Tarapacá
- Pérdida de la provincia de Arica
- Pérdida del resultado de la venta del guano, ya que fue usado por Chile durante la ocupación.
- Pérdida de innumerables objetos de arte de propiedad pública y privada.
- Descenso brutal de la producción y el comercio.
- Destrucción de las haciendas costeñas y de los ingenios azucareros.
- Destrucción de obras públicas
- Destrucción de las instalaciones portuarias
- Ruina del crédito exterior.
- Depreciación del billete fiscal y desaparición de la moneda metálica
- Ruina y desaparición de la escuadra
- Aparición de límites con el invasor por el sur
- Desaparición de gran parte de la juventud peruana
- Depresión generalizada entre la población
- Desestructuración política e institucional del Perú.




V. La Chilenización de Tacna y Arica

1. Definición

Fue la estrategia diseñada por Chile para quedarse como dueño de las provincias cautivas de Tacna y Arica, una vez que el Tratado de Ancón se las concedía por un periodo de 10 años; después de los cuales se convocaría a plebiscito a la población residente en ellas para que optaran por pertenecer a uno u otro país.

2. Inicio de la Chilenización

La chilenización como estrategia político-militar de Chile para quedarse con las provincias cautivas empieza prácticamente con la firma del Tratado de Ancón; pues a partir de ese momento, Chile inició una serie de campañas –al inicio persuasivas-, para ganarse la voluntad y la adhesión de la población que estaba bajo su dominio.

3. Reacción Peruana

El Perú protestó muchas veces contra las medidas adoptadas por Chile, argumentando que eran políticas ilegales y que violaban el espíritu del Tratado de Ancón. Chile por su parte recibió las quejas con indiferencia y actuó de forma engañosa para perjudicar los acuerdos del Perú y sus vecinos en cuestión de límites.

4. El artículo 2º del Tratado de Ancón.

En este artículo el Perú cedía a hile de manera perpetua e incondicional el territorio de la provincia litoral de Tarapacá. A cambio el Perú consiguió la desocupación del territorio no comprendido en las zonas afectadas por el tratado y la paz externa.

5. El artículo 3º del Tratado de Ancón.

Este artículo establecía que el territorio de Tacna y Arica continuaría en posesión de Chile y sujeto a la legislación y autoridades chilenas durante diez años, contados desde la ratificación del tratado de paz. Una vez pasado el plazo, se convocaría a un plebiscito que decidiría, por votación popular, si el territorio de esas provincias quedaría definitivamente bajo poder y soberanía de Chile o si continuaría siendo parte del territorio peruano.

Aquel de ambos países que, a consecuencia del resultado del plebiscito, finalmente conservara anexadas las dos provincias de Tacna y Arica, pagaría al otro diez millones de pesos en moneda chilena de plata, o en soles peruanos de igual ley y peso que aquella.

6. Reacción de la población

Las reacciones en la capital fueron más notorias en contra del Tratado de Ancón y en especial en contra de estas cláusulas porque al estar lejos de la zona de las provincias cautivas, se sentía menos protesta contra la decisión del gobierno peruano.

“… que la República de Chile no tienen título alguno que justifique su pretensión sobre Tacna y Arica, pues sus victorias obtenidas por sus ejércitos en nada pueden legitimar la conquista de los territorios que desea; que si se ha suscrito el tratado ha sido únicamente en fuerza de la dura opresión que ejercían las armas chilenas; que el Perú, aún obligado por las circunstancias, no puede enajenar derechos imprescindibles de personalidades colectivas en beneficio de una nación ajena por sus instituciones a nuestras costumbres y tradiciones inveteradas; y que los naturales de esos lugares son los únicos que tienen derecho a resolver su suerte”.

La reacción de la población de Tacna fue de profunda amargura; a pesar de lo cual decidieron acatar con patriótica resignación el arreglo internacional.

7. Vencimiento del plazo del tratado

1894 era el año en que debería efectuarse el plebiscito, ya que el tratado había sido ratificado en 1884; pero el gobierno de Chile no cumplió con la realización del mismo.

Chile sabía que un plebiscito libre y democrático, dada la escasa población chilena, tenía que ser forzosamente favorable a nuestro país, razón por la que siempre buscó posponer la convocatoria del plebiscito, con la esperanza de que con el paso del tiempo se apagaría el patriotismo peruano y lograrían ganar la voluntad de los habitantes de la zona para Chile.

Perú realizó las negociaciones, pero Chile siempre lo negó, llegando a afirmar incluso que las provincias cautivas demostraban actitud pasiva por reincorporarse al territorio peruano, lo cual era falso; pues todo el tiempo esos pueblos intentaron reunirse y manifestar su voz de protesta.

Un año antes del vencimiento del plazo para la realización del plebiscito, ambos pueblos se reunían en asambleas para manifestar su ansiedad por volver al territorio patrio, al regazo de la patria.

8. El Protocolo Billinghurst – La Torre

A fines del siglo XIX la situación de Chile frente a sus vecinos era preocupante, debido a los problemas que había tenido con Perú y Bolivia; y, debido a la inminencia de un conflicto con Argentina; por eso, busco – por seguridad – un acercamiento con el Perú, por lo que buscó reiniciar las conversaciones sobre el destino de las provincias cautivas, proponiendo la partición de los territorios de un modo distinto al acordado por el Tratado de Ancón. La cancillería peruana no aceptó.

Finalmente, durante el gobierno de Nicolás de Piérola se suscribió un memorándum, el 9 de abril de 1898 que, se transformó en el Protocolo Billinghurst – La Torre, firmado el 16 de abril de 1898. En él se estipuló por primera vez cómo se realizarían los procedimientos para la realización del plebiscito. Este tratado fue recibido con júbilo por la población, que envió telegramas de ánimo y felicitación a los hermanos de las provincias cautivas.

Al regreso de Billinghurst de hacer las negociaciones en Chile, el pueblo de Arica le organizó una efusiva ceremonia de recibimiento:

La intención de Chile, de quedarse permanente con las provincias cautivas se aprecia en que la Cámara de Diputados de ese país rechazó en 1901 la firma del protocolo Billinghurst – La Torre, invitando nuevas negociaciones para pasar a dar cumplimiento al artículo 3º del Tratado de Ancón; dando tiempo a que se aplicaran las medidas de chilenización de las zonas ocupadas. Las relaciones entre Perú y Chile quedaron rotas.

9. La Chilenización violenta

Una vez resuelto el problema con Argentina y en vista de que la chilenización por vía pacífica no produjo los resultados esperados, Chile empezó a aplicar una política violenta sobre las provincias cautivas, lo que se tradujo en actitudes hostiles e intransigentes hacia Perú.

Chile, amparándose en el Tratado de Ancón, se facultó a aplicar sobre Tacna y Arica, las políticas que consideró convenientes “para la realización del plebiscito”, contribuyendo, según su plan de quedarse en posesión permanente de ellas, a su bienestar y progreso.

Esto no fue sino, el pretexto que necesitaba Chile para proceder a adueñarse completamente de las provincias a través de campañas caracterizadas por:
- Hostigar a los habitantes de las provincias de Tacna y Arica
- Hostigar a aquellos peruanos y extranjeros que tomaran partido o simpatizaran con la posición peruana.
- Quitarles de hecho las garantías constitucionales e individuales.
- Clausuraron escuelas peruanas.
- Sólo permitieron el funcionamiento de escuelas que estuvieran bajo la dirección del estado.
- Se obligó a la enseñanza de la historia y geografía de Chile en lugar de la de Perú.
- Se trasladó de Iquique a Tacna la Corte de Apelaciones y de la plana mayor de la primera zona militar.
- Se invirtió fuertes sumas de dinero para construir edificios estatales en Tacna.
- Se instaló el servicio de agua potable en las provincias cautivas
- Se realizó obras de colonización.
- Se aprobó el proyecto de creación de una Vicaría Apostólica para las provincias cautivas, que fuera independiente de la diócesis de Arequipa, para lo cual se realizaron negociaciones ante la Santa Sede.
- Se obstaculizó a los sacerdotes peruanos realizar oficios religiosos en las provincias de Tacna y Arica.
- Se fundó un diario para difundir propaganda chilena.
- Se trasladó obreros y gente sin oficio a Arica.

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