El verdadero nombre del Elogio de la Locura de Erasmo de Rotterdam debería ser: Elogio de la Estulticia, que significa "estupidez". Aquí unos extractos:
“Lo cierto es que hay dos obstáculos principales para alcanzar el conocimiento de las cosas: el pudor, que obnubila el ánimo, y el miedo, que, en cuanto aparece un peligro, desaconseja emprender grandes acciones. La necesidad, en cambio, reporta una magnífica liberación de ambos inconvenientes.”
“Pues bien, del mismo modo que son más afortunadas las artes que mayor afinidad tienen con la Estulticia, también son, con mucho, los más afortunados, quienes han podido abstenerse de toda relación con los conocimientos científicos y seguir, como única guía, a la Naturaleza, que no presenta defectos en ninguno de sus detalles…”
“’¿No veis que, de todas las otras clases de animales, las que llevan una vida más feliz con las que se encuentran más alejadas de cualquier educación y que no siguen el magisterio de nadie, a no ser el de la Naturaleza? ¿Qué hay más afortunado o digno de admiración que las abejas, que, sin embargo, no poseen siquiera todos los sentidos del cuerpo? ¿Qué ingenio, parecido al suyo en la edificación, podría descubrir la arquitectura? ¿Qué filósofo ha fundado jamás una república semejante? En cambio, el caballo, por su afinidad con la inteligencia humana y por haberse colocado en estrecha convivencia con el hombre, es también partícipe de las humanas aflicciones. Y así no es raro verlo desfallecer, jadeante, por el orgullo de no ser vencido en las carreras, y en la guerra, al esforzarse en obtener el triunfo, es derribado y muerde el polvo junto con su jinete. Todo eso sin contar con los hirientes frenos, las aguzadas espuelas, la prisión del establo, los latigazos y bastonazos, las bridas, el jinete; en pocas palabras, todo lo que constituye la tragedia de una esclavitud a la que él se entregó espontáneamente cuando, por imitar a los grandes hombres, sintió el vivo deseo de vengarse de sus enemigos”
¡Cuánto más deseable resulta la vida de moscas y pajarillos, que la viven a su antojo y guiándose sólo por su instinto natural, si las asechanzas de los hombres se lo consienten! Hay veces en que los pájaros encerrados e una jaula, aprenden a imitar la voz humana, y resulta inimaginable de qué modo se degrada entonces aquel encanto que les es connatural”
Rotterdam, Erasmo de. Elogio de la Locura. Editorial La Montaña Mágica. Serie Obras Inmortales. Bogotá, Colombia. p:57 -59
“Me parece además cierto que la naturaleza del mismo modo que ha hecho a cada mortal, le ha dado también un cierto Amor Propio comunitario a cada nación e incluso a cada ciudad: de ahí que los británicos reclamen ante todo como cosa propia la belleza plástica, la música y las mesas ricamente provistas. Los escoceses se complacen en títulos de nobleza y en su entronque con regios linajes, así como con sus argucias dialécticas. Los franceses se adjudican la cortesía en el trato; los parisienses, dejando de lado casi cualquier otro afán, se arrogan como propia la excelencia de la ciencia teológica. Los italianos se reservan las buenas letras y la elocuencia, y con ese título se deleitan todos ellos grandemente, pues se tienen por los únicos mortales que no sean bárbaros; por cierto que en ese género de felicidad, los romanos ocupaban los primeros puestos y sueñan incluso con gran satisfacción en aquella antigua Roma; los vénetos son felices con la fama de nobleza. Los griegos, como autores de los avances culturales, se envanecen con los títulos e gloria de sus famosos héroes antiguos. Los turcos y toda la restante turba inmunda de bárbaros reclaman para sí la gloria de su religiosidad, en tanto que se ríen de los cristianos como de unos supersticiosos. Con una muy gran tranquilidad de ánimo, los judíos siguen esperando a su Mesías y aún hoy mantienen obstinadamente el recuerdo de su Moisés. Los españoles no ceden a nadie en cuestión de gloria militar. Los alemanes se sienten satisfechos con la talla física y con sus conocimientos de magia… El Amor Propio, en efecto, no es otra cosa que el hecho de que alguien se lisonjee a sí mismo.
Rotterdam, Erasmo de. Elogio de la Locura. Editorial La Montaña Mágica. Serie Obras Inmortales. Bogotá, Colombia. p: 75 -76.
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