(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)
Extracto del trabajo monográfico de Saby Tesén
Tercero de Secundaria
CAPÍTULO I
CARLOS INFANTE
1. Infancia y Educación
Carlos nació el 25 de febrero de 1500 en Gante. Era hijo de Juana la Loca y de Felipe el Hermoso de Castilla. Antes de cumplir el primer año de edad, su padre le nombró caballero de la orden del Toisón de oro. Le cede, asimismo, el título de duque de Luxemburgo. Finalmente, en 1506, lo convierte, al morir, en el nuevo conde de Flandes y señor de los Países Bajos. Diez años más tarde, la muerte de Fernando el Católico le dió el acceso a la monarquía hispana.
Carlos hubiera crecido como un príncipe huérfano, si tanto él como sus hermanas, Leonor, Isabel y María, no hubieran tenido la fortuna de encontrar el cobijo de su tía, la princesa Margarita, la cual ya había enviudado dos veces y deseaba un poco de paz.
“El Kunsthistorische Museum de Viena posee una tabla evocadora de aquella etapa infantil. Se trata de un tríptico que tiene en el centro las figuras de Carlos niño, con el collar de la Orden del Toisón de Oro; y, a un lado y al otro, sus hermanas Leonor e Isabel. El anónimo artista pintó los rostros infantiles con una gravedad increíble; sólo la pequeña Isabel aparece como lo que era: una pequeña inmersa en el mundo infantil”. FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, MANUEL. Carlos V, un hombre para Europa. Editorial Espasa Calpe. Año 1999. (Ver anexo 1)
2. Año de formación en los Países Bajos
Flandes fue la cuna de Carlos y sería el testigo mudo de sus primeros años de formación. La cual, con respecto a su elevada condición, fue muy buena, aunque también presentó serias carencias.
Lo que parece claro es que los Reyes Católicos observaron un cambio en su hija, cuando regresó de los Países Bajos para ser reconocida heredera (1502) y que las cortes castellanas de 1505, una vez fallecida Isabel la Católica, plantearon la posibilidad de declararla incapaz, aunque no lo hicieron. (Ver anexo 2)
Carlos disfrutó muy poco del cariño de sus más allegados. A fines de 1501, sus padres, salieron de los Países Bajos rumbo a España para ser reconocidos herederos (1502), y sólo su padre regresó a comienzos de 1503, ya que su madre no lo hizo hasta la primavera de 1504.
En abril de 1506 la reina Juana de Castilla y su marido volvieron a España para no regresar, ya que Felipe el Hermoso falleció en setiembre del mismo año y Juana quedó en Castilla con una dolencia mental, que no la abandonó hasta su muerte, ocurrida muchos años después, en 1555.
Es cierto que, respecto a la salud mental de la sucesivamente infanta, princesa y reina Juana, hay opiniones para todos los gustos. Sus más acérrimos defensores rechazan el apelativo de la Loca, con el que ha pasado a la historia.
Para ellos, la reina Juana fue víctima de las ambiciones, tanto de su padre Fernando el Católico, como de su marido Felipe el Hermoso, e incluso de su hijo Carlos V. Y, de hecho, los dos primeros gobernaron en su lugar, mientras que el tercero, su propio hijo, fue más allá, al lograr ser reconocido rey en vida de su madre, la reina.
La historiografía romántica, atribuye su locura a la desatención e infidelidades de su flamante marido Felipe el Hermoso. Pero en las diferentes opiniones al respecto, es casi segura su enajenación mental.
Sea como fuere lo cierto es que Carlos quedó huérfano de padre a los seis años y que creció apartado de su madre. Precisamente en el primer viaje de Carlos de Gante a España en 1517 se produjo el reencuentro de madre e hijo, después de más de una década de alejamiento, en Tordesillas, en cuyo Castillo la reina Juana permanecía recluida.
Extracto del trabajo monográfico de Saby Tesén
Tercero de Secundaria
CAPÍTULO I
CARLOS INFANTE
1. Infancia y Educación
Carlos nació el 25 de febrero de 1500 en Gante. Era hijo de Juana la Loca y de Felipe el Hermoso de Castilla. Antes de cumplir el primer año de edad, su padre le nombró caballero de la orden del Toisón de oro. Le cede, asimismo, el título de duque de Luxemburgo. Finalmente, en 1506, lo convierte, al morir, en el nuevo conde de Flandes y señor de los Países Bajos. Diez años más tarde, la muerte de Fernando el Católico le dió el acceso a la monarquía hispana.
Carlos hubiera crecido como un príncipe huérfano, si tanto él como sus hermanas, Leonor, Isabel y María, no hubieran tenido la fortuna de encontrar el cobijo de su tía, la princesa Margarita, la cual ya había enviudado dos veces y deseaba un poco de paz.
“El Kunsthistorische Museum de Viena posee una tabla evocadora de aquella etapa infantil. Se trata de un tríptico que tiene en el centro las figuras de Carlos niño, con el collar de la Orden del Toisón de Oro; y, a un lado y al otro, sus hermanas Leonor e Isabel. El anónimo artista pintó los rostros infantiles con una gravedad increíble; sólo la pequeña Isabel aparece como lo que era: una pequeña inmersa en el mundo infantil”. FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, MANUEL. Carlos V, un hombre para Europa. Editorial Espasa Calpe. Año 1999. (Ver anexo 1)
2. Año de formación en los Países Bajos
Flandes fue la cuna de Carlos y sería el testigo mudo de sus primeros años de formación. La cual, con respecto a su elevada condición, fue muy buena, aunque también presentó serias carencias.
Lo que parece claro es que los Reyes Católicos observaron un cambio en su hija, cuando regresó de los Países Bajos para ser reconocida heredera (1502) y que las cortes castellanas de 1505, una vez fallecida Isabel la Católica, plantearon la posibilidad de declararla incapaz, aunque no lo hicieron. (Ver anexo 2)
Carlos disfrutó muy poco del cariño de sus más allegados. A fines de 1501, sus padres, salieron de los Países Bajos rumbo a España para ser reconocidos herederos (1502), y sólo su padre regresó a comienzos de 1503, ya que su madre no lo hizo hasta la primavera de 1504.
En abril de 1506 la reina Juana de Castilla y su marido volvieron a España para no regresar, ya que Felipe el Hermoso falleció en setiembre del mismo año y Juana quedó en Castilla con una dolencia mental, que no la abandonó hasta su muerte, ocurrida muchos años después, en 1555.
Es cierto que, respecto a la salud mental de la sucesivamente infanta, princesa y reina Juana, hay opiniones para todos los gustos. Sus más acérrimos defensores rechazan el apelativo de la Loca, con el que ha pasado a la historia.
Para ellos, la reina Juana fue víctima de las ambiciones, tanto de su padre Fernando el Católico, como de su marido Felipe el Hermoso, e incluso de su hijo Carlos V. Y, de hecho, los dos primeros gobernaron en su lugar, mientras que el tercero, su propio hijo, fue más allá, al lograr ser reconocido rey en vida de su madre, la reina.
La historiografía romántica, atribuye su locura a la desatención e infidelidades de su flamante marido Felipe el Hermoso. Pero en las diferentes opiniones al respecto, es casi segura su enajenación mental.
Sea como fuere lo cierto es que Carlos quedó huérfano de padre a los seis años y que creció apartado de su madre. Precisamente en el primer viaje de Carlos de Gante a España en 1517 se produjo el reencuentro de madre e hijo, después de más de una década de alejamiento, en Tordesillas, en cuyo Castillo la reina Juana permanecía recluida.
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