Fauna de la Puna
La raquítica pero nutritiva vegetación de la Puna es causa de que en ella vivan los mayores cuadrúpeos del Perú: los camélidos. Cuatro son las especies de camélidos peruanos: la llama (Lama glama), la alpaca (Lama glama pacos), la vicuña (Vicugna Vicugna) y el guanaco (Lama guanicoe). Las dos primeras han sido domesticadas desde la antigüedad, como lo atestigua el color de sus lanasm cuyos tonos oscilan entre el blanco y el negro como el cabritilla, el plomo, el gris, el crema, etc; lo que no sucede con la vicuña ni con el guanaco, que son de colores invariables.
El área de dispersión de los camélidos es mayor que la Puna, pero los estudiaremos en esta región porque es allí donde actualmente se encuentran más desarrollados y se reproducen con toda regularidad.
La arqueología prueba que grandes rebaños de camélidos vivían permanente o transitoriamente en la Costa.
El antiguo peruano es e autor de la domesticación y selección de alpacas y llamas. Los Incas sistematizaron su crianza y hubo una verdadera técnica avanzada para lograr el perfeccionamiento de los camélidos peruanos, tal como se colige del relato de Pablo de Oricaín, geógrafo de la Intendencia del Cusco, hizo el año de 1790 en su “Compendio Breve de Discursos Varios sobre diferentes materias y noticias geográficas comprensivas a este Obispado”.
Las prácticas de selección artificial de los camélidos se abandonaron durante la Colonia, debido a determinados excesos que se produjeron al faltar la rígida ley moralizadora del Inca que precavía contra vicios y reprimía severamente los delitos.
Se produjeron también graves abusos por falta de leyes protectoras de los camélidos. En tiempos prehispánicos se practicaba el sistema tradicional conocido como “chaco” que consistía en atrapar vivos a vicuñas y guanacos; luego se les clasificaba por edad y sexo; se mataba a los animales ya viejos, así como a los machos excedentes; y se libertaba a los demás. Se abandonaron estas prudentes costumbres, llegando a sacrificarse grandes cantidades de animales sin atender a distingos de sexo ni edad, con grave perjuicio para la recría y sin aprovecharlos debidamente ya que se les degollaba para buscar piedras bezoares o para reunir cierto número de sesos y ojos o lenguas, etc., únicas partes del animal que comía algunos caprichosos españoles y criollos.
La raquítica pero nutritiva vegetación de la Puna es causa de que en ella vivan los mayores cuadrúpeos del Perú: los camélidos. Cuatro son las especies de camélidos peruanos: la llama (Lama glama), la alpaca (Lama glama pacos), la vicuña (Vicugna Vicugna) y el guanaco (Lama guanicoe). Las dos primeras han sido domesticadas desde la antigüedad, como lo atestigua el color de sus lanasm cuyos tonos oscilan entre el blanco y el negro como el cabritilla, el plomo, el gris, el crema, etc; lo que no sucede con la vicuña ni con el guanaco, que son de colores invariables.
El área de dispersión de los camélidos es mayor que la Puna, pero los estudiaremos en esta región porque es allí donde actualmente se encuentran más desarrollados y se reproducen con toda regularidad.
La arqueología prueba que grandes rebaños de camélidos vivían permanente o transitoriamente en la Costa.
El antiguo peruano es e autor de la domesticación y selección de alpacas y llamas. Los Incas sistematizaron su crianza y hubo una verdadera técnica avanzada para lograr el perfeccionamiento de los camélidos peruanos, tal como se colige del relato de Pablo de Oricaín, geógrafo de la Intendencia del Cusco, hizo el año de 1790 en su “Compendio Breve de Discursos Varios sobre diferentes materias y noticias geográficas comprensivas a este Obispado”.
Las prácticas de selección artificial de los camélidos se abandonaron durante la Colonia, debido a determinados excesos que se produjeron al faltar la rígida ley moralizadora del Inca que precavía contra vicios y reprimía severamente los delitos.
Se produjeron también graves abusos por falta de leyes protectoras de los camélidos. En tiempos prehispánicos se practicaba el sistema tradicional conocido como “chaco” que consistía en atrapar vivos a vicuñas y guanacos; luego se les clasificaba por edad y sexo; se mataba a los animales ya viejos, así como a los machos excedentes; y se libertaba a los demás. Se abandonaron estas prudentes costumbres, llegando a sacrificarse grandes cantidades de animales sin atender a distingos de sexo ni edad, con grave perjuicio para la recría y sin aprovecharlos debidamente ya que se les degollaba para buscar piedras bezoares o para reunir cierto número de sesos y ojos o lenguas, etc., únicas partes del animal que comía algunos caprichosos españoles y criollos.
Por otro lado, el intenso tráfico que demandó el asentamiento de la Colonia y el que siguió a la explotación minera, elevaron la demanda de llamas para el transporte de carga, con la consiguiente disminución de la especie; una vez muertos los camélidos eran reemplazados por equinos.
A raíz de la colonia se desarrolló también una terrible plaga de sarna que atacó a los camélidos, produciendo una gran mortandad. Esta enfermedad sigue grasando periódicamente y ha sido confundida con la sífilis.
Los camélidos representan una gran riqueza nacional porque permiten incorporar a la Región Puna, que se suyo es desolada, estéril y difícil, a la economía patria; por tal motivo, han merecido atención desde los días iniciales de la Independencia. Bolívar fue el primero en fomentarla con la crianza y domesticación de la vicuña y en prohibir su matanza y su cacería. En 1851, la Casa Beardman Dickson y Cía. Solicitó permiso para exportar alpacas y vicuñas. El 8 de octubre de 1920 se prohibió la fabricación de telas de vicuña y la venta de pieles y artículos fabricados con derivados de la vicuña. El 22 de julio de 1931 se dio una resolución prohibiendo en absoluto la exportación de alpacas vivas. Recientemente nuestra Cancillería ha celebrado un convenio con Bolivia para poner fin a la explotación de lana y pieles de vicuña.
Los modernos ingenieros agrónomos se han interesado también en proteger este valioso recurso natural y han dedicado algunos estudios al problema de los camélidos. En 1901 se fundó la Granja Modelo de Puno y Chuquibambilla para el estudio de nuestros camélidos. Pero lo más decisivo ha sido e establecimiento de la Granja de Auquénidos en La Raya y un proyecto que se debatió en el Congreso para crear un Instituto dedicado especialmente al estudio, explotación y fomento de los camélidos en a Puna.
Debemos decir, en homenaje a los hombres de la puna, que toda la lana de camélidos que se explota actualmente es obtenida gracias a la obra eficiente de los pastores peruanos que conocen bien los hábitos de dichos animales y son los únicos que los han venido fomentando realmente.
Extraído de: PULGAR VIDAL, Javier. Geografía del Perú. Las Ocho Regiones Naturales. Editorial Peisa. Lima, 1996.
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