Según Calancha se decía Ychma o Limpi al azogue y a su color bermellón que era muy preciado en diversas supersticiones, señala que los indígenas consideraban sagrado el color que da el azogue, e indica que era motivo de varias hechicerías.
Sin temor a equivocarnos podemos decir que el Señorío de Ychma de la costa central derivaba su nombre del color rojo, ya sea del azogue o del achiote, empleado en las ceremonias vinculadas al culto del célebre oráculo yunga.
Un tercer colorante yunga se encuentra relativamente cerca del centro ceremonial de Pachacámac, se trata de las llamadas minas en Tablada de Lurín que proporcionan hematita y arcilla, empleadas ambas desde tiempos remotos por los habitantes de aquella región.
El rojo debió ser considerado como color sagrado, y hay que tomar en cuenta que el templo del Sol, edificado bajo el dominio cuzqueño en Pachacámac, estaba pintado de bermellón.
Los trabajos arqueológicos confirman el poderío e importancia del Señorío de Pachacámac o de Ychma. El Horizonte Medio fue el momento de mayor auge y de la expansión religiosa sobre los valles vecinos. El primero en realizar excavaciones en Pachacámac fue Max Uhle (1903), quien encontró al pie del templo pre-inca tumbas Huari ubicadas sobre otras estructuras anteriores que llamó “Proto-Lima”. Según Rowe, Pachacámac y Cajamarquilla, en el calle del Rímac, fueron importantes centros urbanos durante el Horizonte Medio, y si Cajamarquilla decayó al finalizar este Horizonte,la importancia de Pachacámac continuó durante todo el Intermedio Tardío.
Para Lanning, Pachacámac fue un centro ceremonial durante el Intermedio Temprano, y más tarde en el Horizonte Medio creció una ciudad en torno a los viejos templos. Con la caída del Imperio huari y la decadencia de los centros urbanos, el antiguo centro ceremonial de Pachacámac volvió a su antiguo estatus.
La gran importancia religiosa de Pachacámac fue lo que permitió que este centro perdurara a través del tiempo. La alta estima de que gozaba su oráculo debió contribuir a ello. En diversos lugares existieron templos relacionados con el dios Pachacámac y con los augurios que emitía. Se habla de la existencia de “hijos” y “mujeres” del ídolo, en distantes parajes.
Más adelante los Ychma se establecieron en las cercanías del Cusco y fueron un impedimento para los Incas.
ROSTWOROWSKI DE DIEZ CANSECO, María. Etnia y sociedad. Costa Peruana Prehispánica. Instituto de Estudios Peruanos. 1989
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