En efecto, en el siguiente extracto encontrarán la explicación al título de esta entrada; y es que, de hecho, mis queridos alumnos, depende de la época histórica a la que nos estemos refiriendo; pues, en las edades Antigua y Media, los hijos no eran considerados más que, como una especie de mal necesario; al mismo que, una vez llegado, había que buscarle una utilidad.
(Extracto)
A partir del siglo IV, se rehuye lo más posible los deberes de paternidad. “Nada más desgraciado que un padre, a no ser otro que tenga más hijos”; “no se debe tener hijos”: tales son, en adelante, las máximas de la sabiduría corriente. No se requiere, en modo alguno, tener hijas, y más de un hijo resulta excesivo. El hijo único es el ideal cuando se quiere dejar posteridad. Para justificarse, se recurre al sofisma de la solicitud paterna: el hombre de poca fortuna, se niega a crear pobres, el rico cree que su deber es el de impedir la división del patrimonio; no desean más hijos porque, dicen ellos, los aman demasiado. En realidad, muy a menudo los padres obedecen a motivos egoístas; se desaniman por los desvelos y preocupaciones diarias que produce una familia numerosa, por el gasto que representan los hijos hasta el final de su educación.
Extraído de: Henri Berr. “La Evolución de la Humanidad” Sección Primera. Introducción (Prehistoria Antigüedad) Tomo IV. La Ciudad Griega.
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