(Extracto)
El Corán, según la doctrina musulmana ortodoxa, si bien le fue revelado al profeta Mahoma como la palabra de Dios, no fue “creado por Dios”. Se cree que el texto terrenal reproduce un original eterno “no creado” que está en los cielos (…) Según la tradición, cuando el conquistador musulmán de Alejandría, Amr ibn al-As entró en esa ciudad en el año 642, le preguntó al Califa Omar qué debía hacer con todos los libros de la Biblioteca de Alejandría. El califa respondió: “Si lo que está escrito en ellos concuerda con el libro de Dios, no son necesarios; si no concuerda, no son deseados. Por tanto, destrúyelos”. Pese al piadoso consejo, parece que el conquistador no quemó la biblioteca.
La lengua árabe quedó fijada en el Corán. “La gente amaba a los árabes por tres razones: Yo soy árabe; el Corán es árabe; y la lengua de los habitantes del paraíso es el árabe”, dijo el profeta. El árabe no era un mero vehículo de la religión sino la lengua original de la humanidad entera, que le fue dada a Adán, y él fue quien escribió sobre arcilla por primera vez. La escritura árabe no fue un fenómeno gradual. (…) Las plegarias dirigidas a Dios debían hacerse en todas partes en su propia lengua, que es el árabe. Así pues, los musulmanes de todo el mundo usan el árabe en las oraciones que recitan cinco veces al día. Cuando nace un niño se le recita al oído el credo islámico (naturalmente en árabe: La ilah illah allah; Muhammad rasul allah) Estas deben ser las primeras palabras que aprendan a decir los niños, y las últimas pronunciadas por los que van a morir.
No es de extrañar, entonces, que imitar el estilo del Corán se considere un sacrilegio. Uno de los axiomas del islam es que el Corán es intraducible y está prohibido intentar traducirlo. [salvo que se haga a modo de explicación o paráfrasis a cargo de un creyente]
(…) Puesto que recitar pasajes del Corán es el primer deber sagrado, un niño musulmán modelo, debe recordar, en teoría, todo el Corán. Cuando el propio Mahoma recitó por primera vez el Corán ejemplificó este deber. “Cada verso del Corán representa un paso hacia el cielo y una luz en tu casa”
Extraído de: BOORSTIN, Daniel J. Los Descubridores. Editorial Crítica. Barcelona, 2000.
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