Fotografías tomadas en el Museo Julio C. Tello del departamento de Ica.
A diferencia de la técnica de la deformación, que consistía en un método externo, no sangriento de alteración de la forma del cráneo del habitante Paracas; en el caso de la trepanación, encontramos una evidencia de la excelencia alcanzada por los médicos cirujanos de Paracas; quienes se arriesgaron a practicar las más difíciles cirugías de la época actual: las cirugías de cerebro. Es necesario observar con mucho cuidado los cráneos trepanados que nos quedan hasta la actualidad. En el orificio trepanado, se colocaba una placa de oro, plata o incluso de calabaza; y, después de practicada la cirugía, había que esperar a que la pieza fuera incorporada por el organismo del individuo; sin que la rechazara, caso contrario, sobrevenía la muerte.
Una forma de darnos cuenta de si hubo o no supervivencia tras la operación, consiste en observar la formación de callosidad alrededor del orificio, lo cual sería evidencia de que la piel siguió regenerándose alrededor de la herida.
En la imagen que se muestra, se aprecia además que la trepanació adquirió una forma circular, para lograr la cual se procedía al raspado del hueso; a diferencia de cuando se procedía al corte de forma cuadrandular, en que se cortaba con algo de rapidez, haciendo cuatro cortes para luego separar la parte del cerebro cortada.
En el caso del raspado, se suponía que, para llegar a la zona interior, el cráneo se limaba, siendo este método más, doloroso y riesgoso.
Se calcula que un 40% de las personas que fueron sometidas a este tipo de operación, sobrevivieron a la misma.
Roxana.
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