(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)
El caso del guano y los coolíes
El caso del guano va a implicar para nosotros el esfuerzo de ver desde dentro, una economía que se vuelca hacia fuera. ¿Qué cosa quiere decir esto? Una economía que no está basando su desarrollo del mercado interno, del mercado interno de fuerza de trabajo, del mercado interno de consumo y manufactura, sino que está basando su desarrollo en el mercado externo, en la exportación de artículos primarios y la importación de manufcturas.
Foto: Archivo Courret
Veamos quiénes trabajan en las islas guaneras a partir de 1840. El debate en el siglo XIX sobre la mano de obra fue extenso, pero lo que queda en claro es que no había suficiente población movilizable para realizar el trabajo de excavación del guano.
De 1840 al 49, durant nueve años, se llevan a las islas como “trabjadores libres a peruanos y chilenos, a los penados a los conscriptos; ellos trabajan allí hasta que el gobierno permite y alienta la importación de trabajadores chinos. En 1849 llegan los primero trabajadores coolíes, importados por Domingo Elías. El 1849, hasta 1874 llegan aproximadamente 90,000 trabajadores chinos, que se reparten entre las islas guaneras, ls haciendas azucareras y la construcción del ferrocarril.
La técnica de excavación, el desarrollo de la técnica de trabajo en las islas guaneras no fue complejo, fue muy simple. Se trataba de romper la dura costra del guano, una costra llamada caliche, con unas barretas de fierro para poder sacar de abajo el guano blando, el guano puro. Este guano se extraía con rastras, se ponía en costalillos de un quintal, o en carretillas, y de allí era llevado a unas tolvas con capacidad promedio de mil toneladas de guano.
Hubo solamente una máquina de vapor cuyo cuchillo cortaba el guano pero, según los informes de época, no conseguía hacerlo bien, se malograba con frecuencia y necesitabam aparte de la reparación por un técnico americano, veinte hombres de auxilio sin contar con los maquinistas, el ayudante, el fogonero, el agudor, etc. En resumen, la máquina no resultó económica.
Lo cierto es que el guano era sacado en carretillas, rastra o costalilos y luego de haber sido conducido a la tolva, era volcado dentro de unas enormes mangueras por uso trabajadores, “manguereros”, que introducían el guano en las pequeñas lanchas o embarcaciones que lo llevaban a los barcos. Entraban en acción los “abarrotadores” que eran quienes se encargaban de expandirlos en las bodegas.
Los abarrotadores no soportaban más de seis minutos en las bodegas porque sino morían asfixiados por el amoníaco.
Siendo la técnica tan poco desarrollada, como hemos visto, la explicación para entender la cantidad de guano que se sacó durante esos años es la sobreexplotación de los trabajadores coolíes. En lo que respecta a condiciones de trabajo, ciertamente parecen haber sido lamentables; al margen de la peligrosidad del trabajo no hubo ningún tipo de seguridad social.
Hemos observado una incipiente división del trabajo, a la que se añadió una escasa racionalidad de la producción, como lo demuestra el sistema de paga de los guaneros. De manera distinta a como funcionarán los criterios salariales dentro de una economía capitalista, se pagaba con criterios racistas: el coolíe chino recibía tres reales por el mismo trabajo por el que un trabajador blanco o mestizo recibía seis reales. Los trabajos de “manguereros” y “abarrotadores” los hacían siempre los trabajadores libres.
… Los coolíes chinos no podían ahorrar; de los tres reales que supuestamente debían recibir, guardaban uno y dos se les daba en arroz. Sus necesidades no eran muy grandes, vivían en chozas de esteras, andaban descalzos y según testimonios de la época, semidesnudos.
En lo que respecta al resto de trabajadores libres, eran muy pocos. La proporción en una de las islas que podemos considerar típica era de 600 coolíes por 200 libres y 50 negros. Los libres eran una población demasiado escasa para convertirse efectivamente en mercado de mano de obra.
Una vez que se prohibió la importación de coolíes en 1874, estos trabajadores que lograron sobrevivir pasaron a las ciudades y se constituyeron en pequeños comerciantes o en población flotante. Algunos otros probablemente fueron a constituirse como trabajadores jornaleros o como la va comprobando Vilma Derpich, en yanaconas de las haciendas.
… Podemos afirmar que la traída de los coolíes chinos se inscribió dentro del tráfico internacional de la mano de obra del siglo XIX y que, por lo tanto, también fue una excelente oportunidad para los especuladores.
Por otro lado el sistema de las haciendas era impenetrable puesto que los gamonales serraos cuidaron celosamente a su gente, lo que en más de una oportunidad causó roces con los intereses y necesidades de los guaneros y de los hacendados costeños y una legislación sobre comunidades muy contradictoria. De este caso concreto percibimos que ni la legislación ni los cambios económicos impulsaron a la gente del campo hacia la ciudad o plantaciones. No se creó la fuente de salarios ni la necesidad permanente de los mismos para la población. Comprobamos empero que el gran comercio guanero influyó en la fisonomía de Lima y en la polarización entre su numerosa población flotante y su pequeña élite consumidora de artículos importados.
Foto: Archivo Courret
Extraído de: GIESECKE, Margarita. Las Clases sociales y los grupos de poder. En: Reflexiones en torno a la Guerra de 1879. BASADRE GROHMANN, Jorge y otros. Editado por Francisco Campodónico F. Centro de Investigación y Capacitación (CIC). Lima, 1979. P: 47-49.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Mensaje