La civilización Caral se formó en el Área Norcentral del Perú antes que cualquier otra cultura en los Andes.
El desarrollo de Caral ha sido precoz a comparación de otras poblaciones de América.
Su antigüedad sólo es similar a los focos de civilización más antguos del Viejo Mundo.
Cuando en Egipto se construian las pirámides de Saqqara, Keops, Kefrén y Micerino, o cuando se formaban las ciudades sumerias de Mesopotamia, hacia los 3000 a.C., se edificaban los edificios piramidales de Caral, y en sus plazas se congregaba la población con fines económicos, sociales y religiosos. Pero, mientras las civilizaciones del viejo continente intercambiaron entre sí biens, conocimientos y experiencias, las sociedades de Caral y ddek Área Norcentral avanzaron al estadio civilizatorio precozmente, pues las otras poblaciones del Perú y de América quedaban en un estadio menor de desarrollo.
El Área Norcentral comprendió el espacio entre los ríos Santa y Chillón e integró las regiones de costa, sierra y selva andina. En esa extensión de, aproximadamente 400 por 500 km hubo un manejo transversal del territorio y sus recursos.
En la cuenca de Supe y en zonas bajo su influencia, una economía complementaria, pesquero-agraria, articulada por el intercambio sustentó el sistema social, promovió la especialización laboral, el intercambio interregional, la acumulación de la riqueza y el desarrollo. El intercambio de anchovetas secas y mariscos (choros y machas) por productos agrícolas, indsutriales o alimenticios (algodón, mate, frijol, achira, camote, etc.), iniciaba la cadena de comercio que, si bien se extendió a las otras regiones, enriqueció a los conductores de las poblaciones costeñas.
Los pobladores de Supe vivieron en asentamientos nucleados, de diversa extensión y complejidad, distribuidos por secciones del valle; en cada uno de ellos construyeron estructuras arquitectónicas, residenciales y públicas. Algunos asentamientos muestran impresionantes adificios monumentales, como en la denominada "zona capital de Caral", que congregó a ocho centros poblados, entre ellos a la ciudad más extensa y compleja de la época, cuidadosamente planificada, con edificios piramidales, grandes plazas y varias agrupaciones residenciales.
Los asentamientos eran conducidos por sus respectivas autoridades pero se hallaban bajo ell gobierno del Huno o señor del valle.
Su sistema social jerarquizado dividía a la población en estratos con diferencias marcadas, que se expresaban en el acceso desigual a los bienes producidos y en el modo de vida.
El género femenino ocupó también, una posición social elevada; su poder estuvo vinculado con la religión.
La producción de conocimientos por parte de los especialistas (en matemáticas, geometría, astronomía, biología, etc.) fue aplicada en el diseño urbano; la construcción arquitectónica; la elaboración del calendario y la predicción del clima; el acondicionamiento de los campos de cultivo y la implementación de un sistema de riego: el mejoramiento de las especies agrícolas; la administración pública, etc. Estos avances científicos y tecnológicos fomentaron cambios en beneficio, principalmente de los gobernantes y del estrato social al que ellos pertenecía.
La medición del movimiento de los astros fue plasmada en la construcción de grandes geoglifos y alineamientos de piedras que antecedieron en más de tres mil años a los trazados en las Pampas de Nasca.
La información fue registrada mediante cuerdas y nudos; con la civilización se inició el uso del quipu que perduró hasta el Imperio Inca, por más de cuatro mil años después de Caral.
La religión fue el instrumento usado por la clase gobernante para fortalecer la identidad cultural y la cohesión social. A través de la religión, las autoridades, ejercieron, simultáneamente el control, justificaron sus privilegios, mantuvieron el orden y garantizaron la reproducción del sistema social.
Los pobladores participaban periódicamente en actividades colectivas de producción que se combinaban con otras, sociales, económicas y religiosas. Así, el tejido de la estructura social fue mantenido y reforzado en eventos periódicos, donde los trabajos eran asociados con el dictado de disposiciones y regulaciohnes, con ferias y mercados y en un marco festivo, ceremonias, ritos, música, danzas, comidas y bebidas.
la práctica musical fue tambioén colectiva; han sido recuperados conjuntos de instrumentos musicales: 32 flautas traversas, 38 cornetas y 4 antaras.
(Extraído de: Caral. La Civilización más antigua de América. Agenda 2009)
El desarrollo de Caral ha sido precoz a comparación de otras poblaciones de América.
Su antigüedad sólo es similar a los focos de civilización más antguos del Viejo Mundo.
Cuando en Egipto se construian las pirámides de Saqqara, Keops, Kefrén y Micerino, o cuando se formaban las ciudades sumerias de Mesopotamia, hacia los 3000 a.C., se edificaban los edificios piramidales de Caral, y en sus plazas se congregaba la población con fines económicos, sociales y religiosos. Pero, mientras las civilizaciones del viejo continente intercambiaron entre sí biens, conocimientos y experiencias, las sociedades de Caral y ddek Área Norcentral avanzaron al estadio civilizatorio precozmente, pues las otras poblaciones del Perú y de América quedaban en un estadio menor de desarrollo.
El Área Norcentral comprendió el espacio entre los ríos Santa y Chillón e integró las regiones de costa, sierra y selva andina. En esa extensión de, aproximadamente 400 por 500 km hubo un manejo transversal del territorio y sus recursos.
En la cuenca de Supe y en zonas bajo su influencia, una economía complementaria, pesquero-agraria, articulada por el intercambio sustentó el sistema social, promovió la especialización laboral, el intercambio interregional, la acumulación de la riqueza y el desarrollo. El intercambio de anchovetas secas y mariscos (choros y machas) por productos agrícolas, indsutriales o alimenticios (algodón, mate, frijol, achira, camote, etc.), iniciaba la cadena de comercio que, si bien se extendió a las otras regiones, enriqueció a los conductores de las poblaciones costeñas.
Los pobladores de Supe vivieron en asentamientos nucleados, de diversa extensión y complejidad, distribuidos por secciones del valle; en cada uno de ellos construyeron estructuras arquitectónicas, residenciales y públicas. Algunos asentamientos muestran impresionantes adificios monumentales, como en la denominada "zona capital de Caral", que congregó a ocho centros poblados, entre ellos a la ciudad más extensa y compleja de la época, cuidadosamente planificada, con edificios piramidales, grandes plazas y varias agrupaciones residenciales.
Los asentamientos eran conducidos por sus respectivas autoridades pero se hallaban bajo ell gobierno del Huno o señor del valle.
Su sistema social jerarquizado dividía a la población en estratos con diferencias marcadas, que se expresaban en el acceso desigual a los bienes producidos y en el modo de vida.
El género femenino ocupó también, una posición social elevada; su poder estuvo vinculado con la religión.
La producción de conocimientos por parte de los especialistas (en matemáticas, geometría, astronomía, biología, etc.) fue aplicada en el diseño urbano; la construcción arquitectónica; la elaboración del calendario y la predicción del clima; el acondicionamiento de los campos de cultivo y la implementación de un sistema de riego: el mejoramiento de las especies agrícolas; la administración pública, etc. Estos avances científicos y tecnológicos fomentaron cambios en beneficio, principalmente de los gobernantes y del estrato social al que ellos pertenecía.
La medición del movimiento de los astros fue plasmada en la construcción de grandes geoglifos y alineamientos de piedras que antecedieron en más de tres mil años a los trazados en las Pampas de Nasca.
La información fue registrada mediante cuerdas y nudos; con la civilización se inició el uso del quipu que perduró hasta el Imperio Inca, por más de cuatro mil años después de Caral.
La religión fue el instrumento usado por la clase gobernante para fortalecer la identidad cultural y la cohesión social. A través de la religión, las autoridades, ejercieron, simultáneamente el control, justificaron sus privilegios, mantuvieron el orden y garantizaron la reproducción del sistema social.
Los pobladores participaban periódicamente en actividades colectivas de producción que se combinaban con otras, sociales, económicas y religiosas. Así, el tejido de la estructura social fue mantenido y reforzado en eventos periódicos, donde los trabajos eran asociados con el dictado de disposiciones y regulaciohnes, con ferias y mercados y en un marco festivo, ceremonias, ritos, música, danzas, comidas y bebidas.
la práctica musical fue tambioén colectiva; han sido recuperados conjuntos de instrumentos musicales: 32 flautas traversas, 38 cornetas y 4 antaras.
(Extraído de: Caral. La Civilización más antigua de América. Agenda 2009)
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