Primera Fase: de 1740 a 1748 tiene lugar el conjunto de conflictos conocidos como guerra de Sucesión de Austria (iniciada a la muerte del emperador Carlos VI).
Segunda Fase: De 1756 a 1763, el Viejo y el Nuevo Mundo son los amplios escenarios de la guerra de los Siete años.
En ambas fases se da un doble enfrentamiento en el Imperio germánico, entre la monarquía de los Habsburgo (Austria) y la Prusia dde Federico II.
Hubo una pugna entre Francia e Inglaterra, en la que se disputaba la hegemonía maritima y el comercio colonial. Inglaterra buscaba el control de los mares.
La Francia de Luis XV oscila entre sus prioridades continentales (la supremacía sobre los Habsburgo y el logro de los Países Bajos del sur) y ultramarinas.
España, como potencia intermedia, tuvo un notable papel en la guerra de Sucesión de Austria, aliada a Francia, para continuar recuperando posiciones en Italia y mantener a raya a Gran Bretaña en el Atlántico. En cambio interviene muy tardíamente, y lo paga caro a Gran Bretaña en la Guerra de los Siete Años.
En este ciclo destaca la afirmación de Prusia como gran potencia; así como la irrupción de Rusia como un factor militar capital en las relaciones internacionales. Con Gran Bretaña. Francia, Austria (-Hungría) y Brandeburgo - Prusia, Rusia compondrá la pentarquía, el quinteto de potencias que dominan el mosaico dinástico territorial europeo.
Los Habsburgo logran retener (1748) la dignidad imperial y el reconocimiento como reina de María Teresa, hija de Carlos VI, perdiendo -a cambio- Silesia y parte del Milanesado.
Extraido de:
Atlas de Historia Universal. Tomo II. De la Ilustración al mundo actual. Rafael Aracil y otros. Editorial Planeta. Barcelona, S.A. Año 2000. p.35-36
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