En 1586 el cronista español Miguel Cabello de Balboa recupera el Mito de [Naym lap], uno de los más importantes del Perú… “Dicen los naturales de Lambayeque (y con ellos conforman los demás pueblos a este valle comarcanos) que en tiempos muy antiguos que no saben numerarlos vino de la parte suprema de este Piru (e esa época indicaba el sur) con gran flota de Balsas un padre de compañas. Un hombre de mucho valor y calidad llamado Naylamp y consigo traia muchas concubinas , más la mujer principal dicese haberse llamado Ceterni trujo en su compañía muchas gentes que ansi omo capitán y caudillo lo venían siguiendo, lo que entre ellos tenía más valor eran sus oficiales que eran cuarenta”.
Pita Zofi era su trompetero, Ñinacola cuidaba sus andas y silla. Fonga Sigde derramaba polvos de concha al paso del señor. Ollopcopoc encargado del baño. Xam Muchec, era el encargado de las unciones y de dar color al rostro. Lapchiluli era el sastre y bhacía ropa de plumas. Ñina Gintue estaba cargo de la bebida. Occhocallo era su cocinero.
“Después de vivir muchos años le vino el tiempo de su muerte y porque no entendieron sus vasallos que tenía la muerte jurisdicción sobre él lo sepultaron escondidamente y publicaron que … le salieron alas… y desapareció”
Desembarcando fabricaron unos palacios que llamaron Chut, donde colocaron su ídolo llamado Llampallec.
Durante la vida de Cium, hijo heredero de Naylamp (y segundo señor de estos valles) se apartaron sus hijos … a ser principios de otras familias y poblaciones. Uno llamado Nor se fue al valle de Cinto y Cava fue a Túcume y otros a Collique y otros a otras partes. Llapchillulli fue a Jayanca.
“… y habiendo vivido muchos años este Cium” “… se metió en una bóveda suterriza y allí se dejó morir” “Por fin y por su muerte de este gobernaron: Escuñain, Mascuy, Cuntipallec, Allascumbi, Nofannech, Mulumslan, Llamecoli, Lanipatcum, Acunta, Fempellec.
Fempellec, último gobernante de la dinastía, cometió pecado al intentar sacar el ídolo Llampallec “… El demonio se le apareció en la forma de una bella mujer que lo sedujo, ocurrió luego un gran diluvio de treinta días”
Luego de ceder a tan maligna tentación vino una época de grandes calamidades. El cronista dice: “y que acabad de perpetuar ayuntamiento tan nefando comenzó a llover (cosa que jamás habían visto estos llanos y duró este diluvio treinta días a los quales subcedio un año de gran esterilidad y hambre. Los sacerdotes entendieron que había culpa en su señor por sacrilegio; así que tomándole prisionero le ataron de pies y manos y lo arrojaron a las profundidades del mar, quedando la región sin rey ni señor.
Así pasó mucho tiempo hasta que el tirano todopoderoso señor Chimo Cápac se apoderó de estos valles, encargándole su gobierno a Pongmasa al que le sucedió Pallesmasa; y luego Osca, tiempo en que los Incas habían llegado a Cajamarca.
Luego de la conquista cuzqueña con Túpac Inca Yupanqui se sucedieron en el gobierno: Llempisan, Chullumpisam, Cipromarca, Fallenpisan, Efquempisan, Seqfunpisan.
Pizarro y sus huestes a partir de mayo de 1532 habían comenzado sus movimientos desde Tumbes. En su recorrido tiene noticias de los éxitos de Atahualpa en la guerra que sostenía con su hermano Huáscar. Es bien recibido por Cajusoli cerca de Jayanca y enrumba a Cajamarca.
Tras el triunfo de Pizarro y la muerte de Atahualpa se consolidó la conquista y colonización del Perú, imponiéndose el nuevo orden, los grandes monumentos fueron abandonados.
Transcrito de la vitrina del Museo de Sitio de Túcume.
Roxana.
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