¿Se imaginan esta frase en los labios de un joven de esta época? Totalmente improbable! Y es que en esta época si alguna facilidad podemos tener es la facilidad de acceder a todo tipo de información; y, a través de los distintos medios de difusión existentes. Por suerte todos están a nuestro alcance y depende de nosotros saber aprovecharlos y utilizarlos con inteligencia y sabiduría, para un objetivo justo y provechoso para nosotros y para los demás.
Sin embargo, durante la Edad Media, los libros eran un artículo reservado sólo a ciertas élites, generalmente las más preparadas, aquellos que sabían hablar el sermo o Latín en su versión culta (Sermo Nobilis y Sermo Rústicus). En estas élites se contaban reyes y sacerdotes y un reducido grupo de letrados, ya que en las ciudades el porcentaje de alfabetos no superaba el 15%.
Por otro lado, la dificultad de elaborar libros -ya que en esa época se escribían a mano, trabajo encargado a los Scriptores, que copiaban los libros en los idiomas solicitados, generalmente latín y griego- hacían que los libros se convirtieran en artículos exclusivos, ansiados por muchos, pero al alcance de muy pocos.
Esto sumado a la idea medieval de que la información no podía, ni debía estar al alcance de todos, hacía que, en las bibliotecas se tomara medidas de seguridad extrema para proteger los ejemplares de lso libros más valiosos que poseían; de ese modo, si un ejemplar era muy valioso, se le protegía de posibles robos, dotándolo de una cadena adosada a su lomo, en cuyo extremo opuesto había una especie de seguro que permitían fijarlo a la mesa de consulta, donde se colocaba un sujetador, para el mismo.
Jaja, me parece que debería retomarse aquello de las cadenas en los libros, pero al mismo tiempo debería colocarse también la cadena en la muñeca de cada alumno...
ResponderEliminarUn saludo caluroso prof Roxana, y felicitaciones por el blog. Varios artículos me han parecido bastante interesantes.
Gracias por ser ud misma y gracias por difundir nuestra cultura.
Un abrazo.
Totalmente de acuerdo con la idea propuesta sobre encadenar a los alumnos a los libros Gabrielito. Se te extraña por acá. Un abrazo! Roxana.
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