Las razas modernas del hombre
¿Dónde y cuándo surgieron las diversas razas del hombre en su forma actual? Es difícil responderlo, dado que muchos son los criterior por los que se caracterizan las diferencias raciales, como la pigmentación y la forma del pelo, difícilmente podrían deducirse a partir de los restos óseos. Se han hecho tentativas de deducir atributos raciales de determinados fósiles, pero dado que los restos óseos son minúsculos, no se puede generalizar. Lo más prudente es reconocer que en esta esfera todo está por descubrir. Una sugerencia podría ser que las diferencias raciales fueron resultado de variaciones genéticas relacionadas con la colonización generalizada de nuevos territorios hacia el final del Pleistoceno.
Los primeros tipos del hombre se limitaron a las partes más cálidas del mundo: sus restos, culturales y físicos, se limitan a África, a Europa, y, por el norte, hasta el sur de la Gran Bretaña y el centro de Alemania, al Asia sudoccidental, a la India y al Asia sudoriental hasta el estrecho de Macasar.
El hombre de Neanderthal realizó ampliaciones considerables de la zona de asentamiento hacia el norte, sobre todo en la Unión Soviética, pero correspondió al hombre moderno colonizar el Nuevo Mundo y el resto del viejo, comprendidas Australia y las islas del Pacífico.
Todos tuvieron que pasar un proceso de adaptación. Los desplazamientos étnicos en los últimos milenios ayuda a explicar excepciones evidentes, pero al mismo tiempo hace más llamativa la medida en que la pigmentación y la anchura de la apertura nasal concuerdan con el clima. Así, en el viejo mundo la gente rubia y de piel clara corresponde al hábitat fresco y nuboso del norte de la zona templada; los morenos corresponden a la zona mediterránea; la gente de pelo rizado y piel amarillenta, a la selva tropical, y las pieles más oscuras, a la sabana más cálida y sin selva de África. Además, el que los esquimales y los europeos del norte tengan estrechas las aletas de la nariz , los mediterráneos las tengan medianas y los negros anchas sugiere un alto grado de correlación entre este rasgo y el clima, lo cual apenas puede sorprender si se recuerda que una de las funciones de la nariz es regular la temperatura del aire que se aspira a los pulmones.
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