Páginas

domingo, 22 de julio de 2012

Luis XVI

(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)

Extracto de la monografía de Belén Arrese
Cuarto de Secundaria

CAPITULO I

1. ANTECEDENTES

1.1. Luis XVI, el descendiente de Luis XIV y Luis XV, era un joven príncipe de veinte años, más parecido a su madre, sajona, y a su abuela, polaca, que a sus progenitores varones, franceses y borbones. Alto, corpulento, y de escasa inteligencia, contrajo matrimonio con Maria Antonieta, la hija menor de la archiduquesa Maria Teresa de Australia.

1.2 .El escaso interés del monarca por gobernar permitía a su esposa ejercer una importante influencia en la corte. Quizás por esta razón la reina ha pasado a la historia con fama de frívola y de perversa.

1.3. Luis XVI no tenía otra pasión que la caza. Se han conservado las páginas en que apuntaba lo notable - o lo que para él era notable – de los acontecimientos.

1.4. La petulancia de Luis XIV y la poltronería de Luis XV, abuelo de Luis XVI, habían impedido el gradual desarrollo de un nuevo sistema de gobierno en Francia.

1.5. Cuando nació su primera hija, María Antonieta, dijo “que quería impedir que su hija creciera entre una afluencia inútil de gente de servicio, apropiada a desarrollar el sentimiento del orgullo”, y exigió que la servidumbre de la recién nacida se redujera a “ochenta personas”. La servidumbre de cada uno de los hermanos del rey, alojados también en Versalles, pasaba de seiscientos entre guardias y criados.
1.6. La reina María Antonieta calificada de PAUVRE HOMME a su marido; pero, a pesar de ser pobre de espíritu, el rey comprendía la gravedad de la situación y trataba de rodearse de ministros que entendieran en los negocios.

2. EL COMIENZO DE UN GRAVE PROBLEMA

2.1. El problema primordial era hallar el modo de acabar con el déficit actual y el acumulado por los dos reinados anteriores. Sin embargo, este problema envolvía todos los demás: reorganización interior, distribución de servicios, reglamentación del comercio, abolición del feudalismo, etc.

2.2. No podía haber balance de ingresos y gastos sin nuevos impuestos y un mejor reparto de los antiguos. Y aun había que dar esperanzas de que los sacrificios estarían compensados con beneficios, sin que todo lo engullera Versalles.

CAPITULO II

3. LOS FAVORECIDOS POR EL REY: FILOSOFOS

3.1. Preparados por la filosofía fácil de aquel siglo, los franceses se entusiasmaron con los proyectos de dos ministros de hacienda que llegaron a gozar de inmensa popularidad. Luis XVI los favoreció hasta el punto de darles casi un poder análogo al que tuvieron los privados de los reyes anteriores. Uno fue Anne Robert Jacques Turgot (1727-1781), el otro Jacques Necker (1732-1804), ambos fueron honrados, con fe en sus doctrinas, tenaces, inteligentes y generosos.
3.2. En una época normal ambos hubieran conseguido para el estado la prosperidad deseada. Turgot trato de salvar a Francia con una doctrina económica cuyo objetivo era que cada francés pudiera echar gallina en el puchero. Turgot era de la escuela filosófica de los que se llamaban “fisiócratas”, esto es, los partidarios del gobierno natural, físico, espontaneo, de las cosas mismas.

4. ANNE ROBERT JACQUES TURGOT (1727-1781)

4.1. Para Turgot la función del estado en aquel momento trágico, con una deuda gigantesca, debía reducirse a fomentar la actividad natural, mejorar los caminos, las sillas de posta y correos, reducir privilegios y disminuir injusticias.

4.2. Turgot esperaba que, sin regular el comercio, habría abundancia “natural” de harinas y granos. En aquel tiempo el pan tenía una importancia básica en la dieta de la población, especialmente en las mesas de las personas menos favorecidas. A pesar de la justa economía de la naturaleza, había malas cosechas, Turgot tuvo que dejar el puesto.

5. JACQUES NECKER (1732-1804)

5.1. Le sucedió Necker, ginebrino y calvinista. Llegado a parís sin fortuna, se distinguió como empleado de un banco hasta serle confiada su gerencia, y pudo acumular un importante capital. Tenía casi cincuenta años cuando traspasó el negocio a su hermano, y empezó una nueva vida.

5.2. Publicó un ELOGIO DE COLBERT, un ensayo sobre el comercio de trigos. Esto le dio fama gran economista, los ministros empezaron a consultarle y en el año 1776 el rey le llamó para suceder a Turgot en la hacienda.

5.3. La estrategia de Necker no era mala; por esto se mantuvo en su puesto más que Turgot, y de no haber habido otros problemas políticos y sociales que resolver, acaso la revolución se hubiera evitado.

5.4. Necker como Turgot y todos los ministros bienintencionados que rodearon al rey Luis XVI, comprendía que aquellos paliativos solo servirían para ganar tiempo, y proponía otros remedios, empezando por el de la división de Francia en provincias con asambleas regionales y municipales. Necker dejo el puesto en 1781.

6. CHARLES ALEXANDRE DE CALONNE

6.1. Su sucesor, Charles Alexandre de Calonne, no tuvo mejor suerte. En 1786, Calonne se vio obligado a comunicar a Luis XVI, el deplorable estado del tesoro, que acumulaba déficits anuales de cien millones de libras.
6.2. Las asambleas debían atender a la distribución llamada del “veintavo”, de la que los privilegiados (nobleza y clero) estaban exentos, se pagaría entonces según las tierras y ningún predio quedaría entonces eximido de ella; ni aun las tierras del dominio real quedaban libres de aquel impuesto territorial.

6.3. Calonne propuso que se consultara a una Asamblea de Notables antes de proceder a las reformas. Que la monarquía había llegado a la madurez y hasta más allá, no era dudoso, pero que el perfeccionar su constitución pudiera ser obra de Calonne, y reinando Luis XVI, ya ofrecía mas dudas.
CAPITULO III

7. ASAMBLEA DE NOTABLES

7.1. Luis XVI se fue habituando a la idea de convocar una Asamblea de Notables, llegando a creer que de ella podía venir la salvación. La Asamblea se convoco sin tan solo consultarlo con la reina. Los Notables se reunieron en Versalles el 22 de febrero de 1787.

7.2. Escogidos arbitrariamente en la Cámara Real, había entre los Notables solo seis del brazo popular; los demás eran príncipes de la sangre, prelados, nobles, magistrados, presidentes de municipios, todos de clases privilegiadas.

7.3. La nación presenciaba aquel experimento con maligna curiosidad. Se conocía demasiado a Calonne para creer que llamaba a los Notables para nada serio; lo que quería era obtener más recursos con un fantasma de representación nacional. Sin embargo, alguna gente ilustrada preveía que sería difícil detenerse allí.

7.4. La Asamblea de Notables se manifestaba, por tanto, contraria al absolutismo en el aspecto tributario y llegó a acusar a Calonne de malversación de fondos, por lo que este dimitió. Su sucesor, el arzobispo De Brienne, disolvió la Asamblea de Notables y trató de llevar a la práctica las ideas de las ideas de Calonne, pero fracasó.

8. FRACASO DE LA ASAMBLEA DE NOTABLES

8.1. El fracaso de la Asamblea de Notables hizo necesaria otra panacea: el Parlamento o Estados Generales. Estos empezaban a convertirse en mito redentor; la gente deploraba el retraso de su convocatoria; se reunían para acordar la elevación de suplica a las gradas del trono a tal objeto; se promovían disturbios: la insurrección empezaban. “del caos tranquilo se pasa al caos agitado-escribía el político revolucionario francés Mirabeau; empieza la creación.”

8.2. Fue diputado por Marsella para los Estados Generales, despuntó por su elocuencia y se convirtió en figura sobresaliente de los primeros tiempos de la revolución. El descubrimiento después de su muerte, de una correspondencia secreta con Luis XVI y María Antonieta pone en tela de juicio la sinceridad de sus acciones.

9. ESTADOS GENERALES

9.1. Por fin, la corte decidió la convocatoria de los Estados Generales, aunque nadie sabía exactamente lo que debían ser. En julio de 1788 un decreto real atestiguó que “durante varios meses se habían hecho estudios sin lograr averiguar la manera de celebrar elecciones, el numero y la calidad de los elegidos, especialmente en aquellos tiempos.”

9.2. La primera sesión de Estados Generales reunidos en Versalles el 5 de mayo de 1789 los Estados Generales, que se hallaban divididos en tres órdenes, acabaron transformándose, pese a la resistencia del rey y de algunos privilegiados, en una Asamblea Nacional; compuesta por unos 1200 miembros, estaba capacitada para realizar la revisión institucional del Estado francés, tarea en la cual la alta y mediana burguesía procuró imponer sus intereses de clase.

9.3. No hubo más remedio que ceder; el 27 de junio el rey Luis XVI autorizó la unión de los tres estados y reconoció el hecho consumado de la Asamblea Nacional. Su composición era la misma que la de los Estados Generales, pero con un nombre mucho más significativo.
9.4. Incendios, motines, saqueos y degollinas que se abatieron sobre Francia entera durante aquel verano de 1789. Tantos excesos no provocaron una reacción de los privilegiados. Solo algunos príncipes como los condes y los hermanos del rey emigraron. En cambio, otros aristócratas, contagiándose de la excitación, querían ser más revolucionarios que el tercer estado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mensaje