1) Lo Divino y lo Profano
La Música medieval se divide en dos grandes áreas:
a) La Música religiosa en donde se destaca el Canto Gregoriano que se canta en monasterios
b) La música profana transmitida a través de Europa por juglares, goliardos y troveros.
2) El Canto Gregoriano
Desde su nacimiento, la música cristiana fue una oración cantada que debía realizarse con devoción. Tiene las siguientes características:
- El texto es la razón de ser del canto gregoriano.
- Es música vocal que se canta “a capella” sin acompañamiento de instrumento.
- Su canto era monódico o a una sola voz.
- El ritmo es libre y está sujeto al texto.
- Existen melodías silábicas o melismáticas
- El texto está en latín
- se escribía sobre tetragramas
- sus notas musicales se llamaban neumas.
En el siglo XI d.C., el canto gregoriano había que confiarlo a la memoria de los cantores, quienes no tenían ayudas musicales, excepto algunas marcas sobre el texto que indicaban solamente cuando la melodía subía o bajaba. Por supuesto la conservación de los cantos estaba encomendada púnicamente a la buena memoria, lo que hacía que se encontrara en peligro de desaparecer.
Inicialmente la notación musical se guiaba solamente de la memoria.
Afortunadamente un monje benedictino llamado Güido D’arezzo, encontró la solución. A partir del Himno de las Vísperas de la fiesta de San Juan Bautista organizó lo que más tarde sería la escala musical. La altura de los sonidos está indicada por la ubicación de las notas en el pentagrama, con la posibilidad de usar líneas adicionales superiores o inferiores.
3) Música Profana
Entre el s. XI y XII existían estudiantes y clérigos mendicantes que viajaban de una escuela a otra en busca de conocimientos, a estos peculiares personajes se les llamó goliardos. Su modo de vida era vagabundo y el texto de sus historias era en mayor parte sobre vino, mujeres y sátira.
Los juglares son una especie de músicos profesionales que vivieron en el S. X. Eran hombres y mujeres que erraban de aldea en aldea ganándose un precario sustento con el canto o la ejecución instrumental. No eran compositores ni poetas, sino que interpretaban canciones compuestas por otros, o tomadas del dominio común de la música popular.
En el Medioevo se le llamaba trovadores o troveros a cualquiera que compusiera algo. Su arte prosperó en círculos aristocráticos pudiéndose encontrar entre ellos reyes y nobles. Muchos de los poetas o compositores no sólo creaban sus canciones, sino que además las cantaban. El primer trovador conocido fue Guillermo IX de Aquitania.
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