Páginas

domingo, 11 de marzo de 2012

Bartolomé de las Casas

(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)


“Era hijo y nieto de compañeros de Colón. Fue colono, encomendero, soldado, poseedor de esclavos en Cuba, fracasado buscador de oro que mató indios y los echó de las minas. (…) Los planes que presentaba eran utópicos, disparatados, e incluso como para dudar de sus intenciones o de su salud mental. Menéndez Pidal advierte en él una doble personalidad, adoración de sí mismo y aguda intolerancia. Sus datos demográficos son calamitosos. Habla de la eliminación de treinta millones de indios cuando en toda América no pasaban de trece, y de tres millones de víctimas en Santo Domingo, de una población de 50,000 a 100,000 habitantes.”

Resumen:

No se puede dudar de su buena voluntad para con los aborígenes, pues fue el principal promotor de la importación de negros en las Indias Occidentales. Pero tampoco se puede negar que él fue el que peor fama le hizo a la gesta de la colonización. Denunció abusos y crímenes que ocasionaron miles de muertes. Las denuncias que presentaron los dominicos impresionaron a Carlos V, que en 1526 promulgó unas ordenanzas sobre el buen tratamiento a los indios y la manera de hacer nuevas conquistas. En su entrevista con Carlos V fue tan convincente que creó problemas de conciencia en el monarca respecto a la moralidad de la conquista indiana. Como consecuencia de ello se dieron las Leyes Nuevas en 1542. De las Casas, con su obra “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” causó tanto daño a la conquista que, según los historiadores españoles, eso le convierte en un personaje nefasto. Otro dominico muy influyente por las denuncias de abusos de colonizadores en América fue Francisco de Vitoria.



A partir de las Leyes Nuevas las encomiendas se reglamentaron, se humanizaron y se limitaron en el tiempo. El control y el buen orden se incrementaron con la creación de nuevas Audiencias en Perú y Centro América, además de las de México y Santo Domingo. Carlos I ofreció a Las Casas el arzobispado de Cuzco, que no aceptó, pero sí el obispado de Chiapas, que le fue ofrecido después.

Extraído de: VACA DE OSMA, José Antonio. Carlos I y Felipe II frente a frente. Glorias, mitos y fracasos de dos grandes reinados. Ediciones Rialp. Madrid, 2004. P: 307.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Mensaje