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martes, 31 de julio de 2012

Paullu Inca

Construyendo juntos el conocimiento de la Historia

PAULLU INCA – EL DOBLE SECRETO DE MANCO INCA


Apenas recibe la noticia de que Manco había sido coronado Inca en el Cusco, gracias a la alianza de la elite inca con los visitantes hispanos que acababan de salvarla del extermino a manos del, hasta entonces victorioso Atahualpa; Paullu Inca se dirige al Acllahuasi de Copacabana, y toma por esposa a una Aclla también hija del Inca Huayna Capac, es deci...r, a una de sus medias hermanas.

Así lo registra Fray Antonio ramos Gavilán, cronista del Collasuyu:

“El inga Guaynacapac, fue el que más nombre le dío a la isla Titicaca y a las demás convecinas porque se aventajó a su padre, y así por señalarse de dos hijas que tuvo en el Cusco, la una dellas mandó traer a esta isla y la puso de una de las casas de las Vírgenes dedicadas al Sol y que como prefecta y mayor cuidase de las demás.

Cuando los españoles habían entrado ya en la tierra, uno de los hijos de Guaynacapac (…) llamado Paullu Topa Inga, vino a este asiento de Copacabana en busca de su hermana, y al modo u usanza de los Ingas (sacándola del recogimiento) se casó con ella y tuvo algunos hijos. Y esta es la causa de que muchos indios de Copacabana se aventajan en a nobleza a los demás.” (Ramos Gavilán, 1621).

Esta acción de casarse con su media hermana es interpretada por algunos especialistas, como la misma doctora Ximena Medinaceli a quien hemos citado anteriormente, como parte del rito de coronación que usaban por costumbre los soberanos Incas al ascender al trono del Cusco.

En un sistema de nobleza por herencia de la madre, el matrimonio del hijo varón y heredero del soberano con una miembro femenina de la familia, servía para que este ingresara oficialmente en el Ayllu del padre. Requisito indispensable para sucederle.

El hecho de que Paullu haya contraído matrimonio con una de sus hermanas en Copacabana antes de dirigirse al Cusco, justo cuando otro de sus hermanos, el ilustre Manco, era entronizado en la capital, pasó relativamente desapercibido por los visitantes españoles, pero reviste de gran importancia para comprender la reacción de las elites Incas ante la incierta circunstancia.
El rito de coronación llevado a cabo puertas adentro por Paullu Inca, podría indicar que de hecho, en tiempo de la conquista; ya con los españoles acantonados en el Cusco, la institución de la diarquía Inca, es decir, del co-gobierno entre un Inca y su “segunda persona” o Huauque, en Quechua, seguía funcionando.

Según esta teoría, Paullu Inca habría sido la “segunda persona” de Manco. De modo que cuando este pasó a la clandestinidad, se encontraba fuertemente vinculado al primero por los compromisos rituales que tal condición implicaba. Favoreciendo con ello la tesis de que, en los tan intrincados acontecimientos que siguieron, los dos hermanos actuaron obedeciendo a algún tipo de coordinación de índole muy profundo, y que pasaba desapercibida, delante de los ojos de los invasores españoles.

Fuente:

HISTORIA DEL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE COPACABANA – Alonso Ramos Gavilan

MANCO Y PAULLU, ¿UNA DIARQUIA EN TIEMPOS DE CONQUISTA? – Ximena Medinaceli

Referencia de internet:
Historia Actual

domingo, 29 de julio de 2012

La incineración en el ritual de adoración al Inca

(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)

El Inca

Cobo escribe:

“Todo lo que se levantaba de la mesa y cuantas cosas el Inca tocaba con sus manos lo guardaban los indios en petacas de manera que en una tenían recogidas los junquillos que le echaban delante cuando comía; en otros los huesos de las aves y carne que alzaban de la mesa; en otros, los vestidos que desechaba; finalmente, todo cuanto el Inca había tocado se guardaba en un buhío que tenía a su cargo un indio principal y en cierto día del año lo quemaban todo; porque decían que lo que habían tocado los Incas, que eran hijos del sol, se había de quemar y hacer ceniza y echarla por el aire, que nadie había de tocar a ello.

El mismo fin tenían las plumas del ave Tocto que empleaban los señores en la ceremonia de pleitesía y acatamiento al nuevo Inca, con las cuales le acariciaban el rostro y se las pasaban por él; hecho esto, las entregaban a un noble encargado de quemarlas.

El relato de Cobo que se transcribe está tomado, al pie de la letra, de la relación de Pedro Pizarro. Lo único que se omite es que en algunas petacas se guardaban los marlos de las mazorcas de maíz que había tomado en sus manos.



Extraído de: VALCÁRCEL, Luis E. Historia del Perú Antiguo a través de la fuente escrita. Tomo 3. Editorial Juan Mejía Baca. Año 1985. P. 160.



Tocapus. Simbología en la vestimenta incaica

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Vestimenta del Inca en que aparecen diseños de Tocapus





Vestimenta de la Coya en la que aparecen Tocapus en el cinturón y en el ruedo

sábado, 28 de julio de 2012

¿Por qué Guamán Poma se apellida Ayala?

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Durante la conquista y posteriormente en el virreinato, los indígenas supieron dolorosamente cuán perjudicial resultaba para ellos ser de sangre adnina, en vista de la marcada estratificación social applicada por los españoles. De ese modo, resultaba conveniente buscar elementos de vinculación con los españoles que, de algún modo les permitieran estar mejor ubicados socialmente en la compleja sociedad mestiza que empezaba a formarse.

Tal vez debido a ello, se nota una clara intención en cronista Guamán Poma de Ayala de relacionar a sus antepasados con los españoles, explicando en su obra "Nueva Crónica y Buen Gobierno" el origen de su apellido Ayala como resultado de un beneficio otorgado a su padre, Guamán Mallqui, debido a que durante las guerras de los conquistadores habría salvado la vida del capitán español Luis Ávalos de Ayala, quien estaba a punto de ser victimado por sus enemigos, que ya habían logrado derribarlo del caballo.

El hecho resulta irmprobable, dado que las fechas de la permanencia en Perú de los personajes implicados en el suceso narrado por el cronista, no coinciden con lo descrito.

Sin embargo, es cierto que la madre del cronista, estando casada con Guamán Mallqui, tuvo un hijo con el capitán Luis Ávalos de Ayala, por lo que el hermano de Guamán Poma, se llamaba Martín de Ayala. Lo curioso es que, tanto el esposo legítimo, padre de Guamán Poma, como el propio Guamán Poma, terminaron asumiendo el apellido del engañador.

Referencias de internet:

http://books.google.com.pe/books?id=GIupXFT1RLUC&pg=PA110&lpg=PA110&dq=sukkupa&source=bl&ots=KxSvRNhgpf&sig=3jwNoDDX0AlX094rCK36QkRoEqo&hl=es-419&sa=X&ei=mywQULTYIYWo8gSWhoCoAg&ved=0CE0Q6AEwAA#v=onepage&q=sukkupa&f=false
http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/linguistica/legado_quechua/el_cronista.htm

El caso del guano y los coolíes

(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)

El caso del guano y los coolíes

El caso del guano va a implicar para nosotros el esfuerzo de ver desde dentro, una economía que se vuelca hacia fuera. ¿Qué cosa quiere decir esto? Una economía que no está basando su desarrollo del mercado interno, del mercado interno de fuerza de trabajo, del mercado interno de consumo y manufactura, sino que está basando su desarrollo en el mercado externo, en la exportación de artículos primarios y la importación de manufcturas.

Foto: Archivo Courret

 
Veamos quiénes trabajan en las islas guaneras a partir de 1840. El debate en el siglo XIX sobre la mano de obra fue extenso, pero lo que queda en claro es que no había suficiente población movilizable para realizar el trabajo de excavación del guano.



De 1840 al 49, durant nueve años, se llevan a las islas como “trabjadores libres a peruanos y chilenos, a los penados a los conscriptos; ellos trabajan allí hasta que el gobierno permite y alienta la importación de trabajadores chinos. En 1849 llegan los primero trabajadores coolíes, importados por Domingo Elías. El 1849, hasta 1874 llegan aproximadamente 90,000 trabajadores chinos, que se reparten entre las islas guaneras, ls haciendas azucareras y la construcción del ferrocarril.

La técnica de excavación, el desarrollo de la técnica de trabajo en las islas guaneras no fue complejo, fue muy simple. Se trataba de romper la dura costra del guano, una costra llamada caliche, con unas barretas de fierro para poder sacar de abajo el guano blando, el guano puro. Este guano se extraía con rastras, se ponía en costalillos de un quintal, o en carretillas, y de allí era llevado a unas tolvas con capacidad promedio de mil toneladas de guano.

Hubo solamente una máquina de vapor cuyo cuchillo cortaba el guano pero, según los informes de época, no conseguía hacerlo bien, se malograba con frecuencia y necesitabam aparte de la reparación por un técnico americano, veinte hombres de auxilio sin contar con los maquinistas, el ayudante, el fogonero, el agudor, etc. En resumen, la máquina no resultó económica.

Lo cierto es que el guano era sacado en carretillas, rastra o costalilos y luego de haber sido conducido a la tolva, era volcado dentro de unas enormes mangueras por uso trabajadores, “manguereros”, que introducían el guano en las pequeñas lanchas o embarcaciones que lo llevaban a los barcos. Entraban en acción los “abarrotadores” que eran quienes se encargaban de expandirlos en las bodegas.

Los abarrotadores no soportaban más de seis minutos en las bodegas porque sino morían asfixiados por el amoníaco.

Siendo la técnica tan poco desarrollada, como hemos visto, la explicación para entender la cantidad de guano que se sacó durante esos años es la sobreexplotación de los trabajadores coolíes. En lo que respecta a condiciones de trabajo, ciertamente parecen haber sido lamentables; al margen de la peligrosidad del trabajo no hubo ningún tipo de seguridad social.

Hemos observado una incipiente división del trabajo, a la que se añadió una escasa racionalidad de la producción, como lo demuestra el sistema de paga de los guaneros. De manera distinta a como funcionarán los criterios salariales dentro de una economía capitalista, se pagaba con criterios racistas: el coolíe chino recibía tres reales por el mismo trabajo por el que un trabajador blanco o mestizo recibía seis reales. Los trabajos de “manguereros” y “abarrotadores” los hacían siempre los trabajadores libres.

… Los coolíes chinos no podían ahorrar; de los tres reales que supuestamente debían recibir, guardaban uno y dos se les daba en arroz. Sus necesidades no eran muy grandes, vivían en chozas de esteras, andaban descalzos y según testimonios de la época, semidesnudos.

En lo que respecta al resto de trabajadores libres, eran muy pocos. La proporción en una de las islas que podemos considerar típica era de 600 coolíes por 200 libres y 50 negros. Los libres eran una población demasiado escasa para convertirse efectivamente en mercado de mano de obra.

Una vez que se prohibió la importación de coolíes en 1874, estos trabajadores que lograron sobrevivir pasaron a las ciudades y se constituyeron en pequeños comerciantes o en población flotante. Algunos otros probablemente fueron a constituirse como trabajadores jornaleros o como la va comprobando Vilma Derpich, en yanaconas de las haciendas.

… Podemos afirmar que la traída de los coolíes chinos se inscribió dentro del tráfico internacional de la mano de obra del siglo XIX y que, por lo tanto, también fue una excelente oportunidad para los especuladores.

Por otro lado el sistema de las haciendas era impenetrable puesto que los gamonales serraos cuidaron celosamente a su gente, lo que en más de una oportunidad causó roces con los intereses y necesidades de los guaneros y de los hacendados costeños y una legislación sobre comunidades muy contradictoria. De este caso concreto percibimos que ni la legislación ni los cambios económicos impulsaron a la gente del campo hacia la ciudad o plantaciones. No se creó la fuente de salarios ni la necesidad permanente de los mismos para la población. Comprobamos empero que el gran comercio guanero influyó en la fisonomía de Lima y en la polarización entre su numerosa población flotante y su pequeña élite consumidora de artículos importados.

Foto: Archivo Courret

 
Extraído de: GIESECKE, Margarita. Las Clases sociales y los grupos de poder. En: Reflexiones en torno a la Guerra de 1879. BASADRE GROHMANN, Jorge y otros. Editado por Francisco Campodónico F. Centro de Investigación y Capacitación (CIC). Lima, 1979. P: 47-49.


El ataque japonés contra Pearl Harbour

(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)

El ataque japonés contra Pearl Harbour

El imperio nipón –sostenido por un extraordinario crecimiento económico, demográfico y militar- estaba en guerra con China desde la creación del estado satélite de Manchukuo, en 1932, y aspiraba a sojuzgar todo el Extremo Oriente. Tras el acceso al poder del belicista Tojo –octubre de 1941- pareció inevitable la entrada del Japón en la conflagración mundial y su enfrentamiento con los Estados Unidos. El alevoso ataque japonés a la base norteamericana de Pearl Harbour, el 7 de diciembre, sirvió de declaración de guerra y de rompimiento de las hostilidades. Cuatro días después. Las dos restantes potencias del Eje –Alemania e Italia. Declaraban también la guerra a los Estados Unidos.

“Al finalizar la tarde del domingo 7 de diciembre, América conocía aproximadamente la magnitud de desastre: su flota del Pacífico y más particularmente sus acorazados se hallaban gravemente alcanzados, y la aviación de Hawai prácticamente anulada. Sólo varios días más tarde pudo establecerse el balance definitivo del ataque japonés. Los acorazados Arizona y Oklahoma, el dragaminas Oglala, y el Nevada se hallaban gravemente dañados y embarrancados, pero podían ser puestos a flote y reparados. Los acorazados Maryland, Tennessee y Pennsylvania, estaban gravemente tocados, lo mismo que los cruceros Helena, Raleigh y Honolulu, los destructores Cassin, Downes y Sahw, y los barcos auxiliares Vesta y Curtis.

Los japoneses habían destruido 188 aviones americanos y dañado otros 159. Se deploraban 2403 víctimas, desaparecidas o fallecidas a consecuencia de las heridas, y 1178 heridos. Además, numerosas instalaciones terrestres se hallaban destruidas o seriamente dañadas.

El golpe era rudo y doloroso, pero llevaba en sí el germen que debía galvanizar al pueblo americano. En efecto, fue más la naturaleza del gesto que sus consecuencias estratégicas lo que debía revestir una importancia capital. Al dia siguiente, el presidente Roosevelt anunció en la tribuna del Congreso la declaración de guerra de Estados Unidos contra el Imperio nipón. Expresó la resolución unánime de la nación y definió el ataque al Pearl Harbour como símbolo para la nación y el mundo entero, el día de la infamia. Sí, era un símbolo, y la expresión de una legítima cólera, aunque todo ello muy alejado de la verdad histórica, ya que si Japón había efectivamente atacado antes de su declaración de guerra, fue por un inexplicable retraso en la transcripción del mensaje nipón que habría debido ser entregado a las 13 horas del día 7 de diciembre a Cordell Hull. Cierto, el margen de tiempo previsto entre la entrega de texto oficial y la hora fijada para el ataque era breve, destinado a impedirles a los americanos que adoptasen sus disposiciones, pero tendía también a librar a los jefes japoneses de la acusación americana de haber violado el artículo primero de la convención de La Haya, del 18 de octubre de 1907.

La importancia concedida a esta retórica en torno al vocablo “infamia” se hallaba en realidad destinada, por una parte, a velar la falta de preparativos de las fuerzas militares de Estados Unidos y, por otra, a arrastrar a América a una guerra de castigo.

Sería injusto ensombrecer exageradamente las intenciones japonesas, deliberadamente bélicas y desprovistas de escrúpulos sí, pero que no tenían todo el pes de las responsabilidades como podría creerse a raíz de los indignados artículos de la Prensa americana de la época, cuyos cronistas desarrollaban abundantemente el tema del presidente Roosevelt.

Sin embargo, algunas personalidades de espíritu crítico se atrevieron a expresar ubna opinión que no ha sido, hasta el momento actual, ni desmentida ni confirmada. Pretendían que los dirigentes intervencionistas de Estados Unidos, deliberadamente dieron señales de falta de preparación e indolencia, sabiendo muy bien lo que preparaban los japoneses, para provocar el brutal golpe psicológico que, indudablemente, uniría a todos los aislacionistas indignados, determinando al mismo tiempo un estado de conciencia de las realidades del pueblo americano frente auna guerra ya inevitable. Esta opinión le atribuía a la administración Roosevelt una política maquiavélica, y cuando se conocen las dificultades del presidente ante la fracción aislacionista el Congreso, está permitido imaginarse esta perniciosa forma de actuar.

Bernard Millot. La Guerra del Pacífico.

Recopilado en: GIRALT RAVENTOS, E. y otros. Textos, mapas y cronología. Historia Moderna y Contemporánea. Editorial TEIDE. Barcelona, 1985. p. 431-432.





Medidas del Arca de Noé

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El arca de Noé


Los barcos en la edad antigua se hacían de afuera hacia dentro, se hacían a espiga y mortaja es decir en las tablas de madera se hacían incisiones y se unían dos tablones a través de trozos de madera que se introducían en ellas. E arca debe haber tenido proporciones gigantescas. En la Biblia se establece las medidas que debía tener el arca de Noé: “Largo 300 codos, ancho 50 codos y la altura 30 codos. Un codo es la distancia del dedo medio hasta el codo. El arca 187 x 39 m. de largo.

Máravillas Modernas History Channel. Tecnología Bíblica.

Probable forma que tuvo el arca


Monte Ararat donde se ha encontrado algo que pareciera ser el arca


Enlace de internet



Cultura Sicán o Lambayeque

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Cultura Sicán

En los mapas del S. XVII ya aparece el nombre de Sicán (topónimo indígena “SI= luna “Can”= casa, casa de la luna) para designar el actua Bosque de Poma, Reserva Arqueológica dentro e la jurisdicción de Batán Grande, departamento de Lambayeque, en el valle medio de La Leche. La cultura Sicán, cuyo desarrollo ocurre entre los años 700 a 1400 d.C se originó en el impacto de Huari Pachacámac sobre la tradición Mochica local: se caracreriza por cinco puntos:

1. Ocnstrucción de estructuras piramidales de adobes marcados con núcleos conformados por cámaras de relleno. Las pirámides fueron decoradas con artísticos murales alusivos al dios Sicán.

2. El arte Sicán presenta como constante la representación iconográfica de un personaje hierático enmascarado con atributos ornitomorfos, el cual se repite pintado, tallado, esculpido, etc., en objetos de variada naturaleza física. Los animales relacionados con el agua también ocupan un rol importante. Los personajes humanos casi no se representan.

3. Tecnología metalúrgica a gran escala en la cual se utilizó grandes batanes para moler minerales y escorias de cobre arsenial o bronce arsenicales a utilizarse en la manufctura de objetos metálicos. Tanto los recursos mineros como el combustible son de procedencia local.

4. Fuerte interacción económica con la costa ecuatoriana mediante la cual Sicán obtenía cantidades impresionantes de las valvas sagradas de la concha de Spondylus para su “consumo” en el ceremonial de las ofrendas funerarias y su redistribución entre otras sociedades contemporáneas de los Andes Centrales. La representación del Spondylus es muy común entre los objetos suntuarios Sicán. Otros elementos novedosos son el uso de “naipes” de bronce arsenical, los cuales también formaría parte de las redes de intercambio.

5. Ofrendas funerarias muy ricas en cantidad y en calidad de los objetos y de gran profundidad llegando casi a los 20 mts. En sus tumbas. El prestigio Sicán se ve reflejado en la impresionante acumulación de Spondylus, objetos de cobre arsenical o bronce arsenicales así como de objetos de oro, plata y piedras preciosas y semipreciosas hallados en las tumbas de su clase dirigente.

El Recinto funerario-religioso de Sicán, que se encuentra en la reserva Arqueológica de Poma, se compone de 8 huacas importantes; huaca La Merced, Las Ventanas, Huaca Loro o del Oro, Rodillona, el Corte, Ingeniero, Soledad y el Moscón, también conocida como huaca Colorada. Hasta los estudios del doctor Shimada (1985, 1987, 1984), se encajaba dentro del término “cultura Lambayeque” pero ya se la reconoce como cultura propia dentro de la tradición regional de Lambayeque.

Extraído de: DE LAVALLE, José Antonio. Oro del Antiguo Perú. Colección Arte y Tesoros del Perú. Editado por Banco de Crédito del Perú en la Cultura. Lima, 1992.

La Constelación de la Llama en el Imperio Incaico

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Constelaciones andinas


Entre las estrellas distinguían a las llamadas Collca, Urcochillay, que imaginaban ser una llama de muchos colores, protectora del ganado y cerca de ella Catuchillay, Uchillay que fingían ser una llama con su cría. Adoraban también a las llamadas Cabrillas y al Chuquichinchay que creían tener la forma de un tigre, a cuyo cargo estaba la conservación de estos felinos, de los pumas y de los osos. Otra constelación objeto de culto fue la denominada Anchochinchay, así como Machacoay, patrona de las serpientes. Otras constelaciones enumeradas son Chacana, Topatorca, Mamana, Mirco, Miquiquiray. A todas las estrellas las consideraban como protectoras de especies animales terrestres, cuyo aumento y procreación sustentaban.




 
El modo de adorar a todos estos seres celestes, así como al Tipsi Viracocha, era abriendo las manos y provocando un sonido con los labios como quien besa.

El trueno, considerado como uno de los dioses principales, era conocido con tres nombres: Choque Illa, Catu Illa e Inti Illapa. Lo representaban en la figura de un hombre con una honda y una porra, colocado en el cielo y de él dependiendo el llover, granizar o tronar.

Extraído de: VALCÁRCEL, Luis E. Historia del Perú Antiguo a través de la fuente escrita. Tomo 3. Editorial Juan Mejía Baca. Año 1985. P. 160.


Referencias de internet

La llama Celeste Incaica
http://www.temakel.com/simbolismoanimalllama.htm

viernes, 27 de julio de 2012

Extractos del pensamiento de Francisco García Calderón (2)

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Apreciaciones sobre el Patriotismo según Francisco García Calderón

El patriotismo, tras la independencia, se forma en medio de la embriaguez de la victoria y e desarrollo de la autonomía nacional, Se acercó al chauvinismo, llegando a ser lírico y declamatorio. El orgullo de las tradiciones y del triunfo afirmaba este culto colectivo. El orgullo de las tradiciones y del triunfo afirmaba este culto colectivo. Durante largos años, el sentimiento de patriotismo primó sobre cualquiera. Tras el triunfo sobre España, durante la guerra reivindicadora de 1867, el orgullo fue unánime y soberbio. Un optimismo absoluto dominaba los espíritus y se caía en los excesos de la riqueza, el despilfarro, y de la gran catástrofe. La guerra de 1879 significó la crisis del patriotismo y es así como el pesimismo fue agudo y general. Hubo una filosofía del dolor y de la derrota que amenazó con esterilizar todos los esfuerzos de restauración nacional, El espíritu nacional no conocía sino los extremos: el egoísmo adulador o la desesperante desconfianza. Pero desde 1895, encontramos una forma más racional de patriotismo. Es un optimismo prudente lleno de experiencia, una confianza más serena en el porvenir y un conocimiento más seguro de la realidad. El chauvinismo desapareció para siempre, y tras haber condenado en exceso, comenzamos a esperar.

Por lo tanto, el patriotismo es la religión civil del país. La fe es un hecho general más bien externo que activo. La familia es siempre el centro de la acción moral. Si bien el alma nacional no está todavía formada, hay sin embargo cierta definición en el espíritu general: el culto de los hechos, la firmeza de la familia y la prudencia del patriotismo.

Elaborado en base a: GARCÍA CALDERÓN, Francisco. El Perú Contemporáneo. Obras Escogidas. 1 Editado por: Fondo Editorial del Congreso del Perú. Año, 2001. P: 185.

Extractos del pensamiento de Francisco García Calderón (1)

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Apreciaciones sobre la influencia de la religión
Francisco García Calderón


Entre nosotros, el Estado ha establecido, mediante la supresión de diezmos y por el presupuesto de l Iglesia, la misma organización que Napoeón implantó en Francia contra la influencia eclesiástica. Los obispos son funcionarios y no existe relación de dependencia entre el clero y el pueblo; la Iglesia es uno de los poderes del estado.Es fácil encontrar en este ordenamiento consecuencias enojosas: la conciencia de culpa, el automatismo de la vida religiosa, el servilismo de la Iglesia. Pero si nos remontamos a la época colonial, durante la cual el catolicismo español gobernaba en forma absoluta, catuando las almas a veces contra el poder; épocas en las que pequeñas querellas entre la Iglesia y el Estado se convertían en el centro de la conciencia general, comprenderemos la importancia de una liberación del poder civil. La religión española, fuerte en su absolutismo, sólo toleraba dos situaciones: la dominación o el servilismo. Para evitar su hegemonía, su vida fue regulada, dejándole el dominio espiritual y retirándole el civil, objeto tradicional de sus aspiraciones.

El carácter peruano acepta de buen grado esta organización política. No es religioso sino indiferente. El espíritu es dócil, extrovertido, y la voluntad es débil para entablar luchas religiosas. Hemos tenido partidos conservadores y liberales y oposiciones dogmáticas; pero un apaciguamiento progresivo de estos conflictos permite establecer que en nuestro espíritu nacional no existe, a pesar de su intolerancia, esta afirmación enérgica de la fe, que hace mártires y héroes. La indiferencia es extrema y la religión una tradición doméstica.

No tenemos el espíritu luchador y peleamos por personas y nombres más que por ideas.
Elaborado en base a: GARCÍA CALDERÓN, Francisco. El Perú Contemporáneo. Obras Escogidas. 1 Editado por: Fondo Editorial del Congreso del Perú. Año, 2001. P.261-262

Lima ascética

(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)

Lima Ascética

En las artes destacaron los arquitectos Juan Martínez de Arrona, diseñador y constructor de la fachada principal de la Catedral, y Juan del Corral, arquitecto del Puente de Piedra. En los primeros lustros del siglo XVII también vivieron en Lima los notables pintores italianos Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alesio y Angelino Medoro, además de Pedro Pablo Morón y Leonardo Jaramillo, Pedro de Reynalte Coello (hijo del pintor de cámara de Felipe II, Alonso Sánchez Coello). Otros artistas fueron los anónimos talladores de las sillerías del coro de la iglesia de Santo Domingo y la iglesia de La Merced, los escultores Gaspar de la Cueva Martín Alonso de Mesa y Pedro de Noguera (autor este último de la espléndida sillería de coro de la Catedral y del diseño y parte del de la iglesia de San Agustín). Y no faltaron destacados grabadores como fray Francisco Bejarano, Juan de Belveder y Cristóbal de Espinoza.




 
A la capital también llegaron esculturas de Juan Martínez Montañés, Luis de Betancur, Gregorio Hrnández y Juan de Mesa; y pinturas del círculo de José Ribera el “Españoleto”, de Domenico Theotokopulus “El Greco”, Francisco de Zurbarán, Bartolomé Esteban Murillo, Juan de Valdés Leal, Alonso Cano, Bartolomé Román, Pedro Pablo Rubens y Simón de Vos.

El siglo XVII en la Lima Virreinal fue también un siglo ascético. Fue en esta época que vivieron santos como Rosa de Lima, Toribio de Mogrovejo, Francisco Solano, Martín de Porres y Juan Masías, que impregnaron de carácter místico la ciudad. La beatificación (1668) y la posterior santificación (1669) de Santa Rosa, además, fue motivo de grandes celebraciones en la capital, pues su elevación a los altares fue considerada como un triunfo de primera magnitud en la evangelización del Nuevo Mundo.







Lima Una ciudad de aspecto oriental

(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)

Lima Una ciudad de aspecto oriental


Desde las primeras décadas de su existencia, la Ciudad de los Reyes fue adquiriendo el aspecto oriental que desatacan algunos viajeros. Ello se debió en parte a la escasez de piedras para la construcción, que hizo que las edificaciones se levantaran con ladrillo, adobe y madera; a la carencia de lluvias en la región, que permitió el levantamiento de techos planos; y a la frecuencia de temblores y terremotos en los siglos XVI y XVIII que llevó a la construcción de edificios de un máximo de dos plantas sobre anchos muros soportes. La multiplicación de artesonados de tradición mudéjar, los amplios patios floridos, los zócalos de azulejos y la multiplicación de los balcones acentuaron aque carácter oriental que hemos señalado.. P15. Pregones.


Boceto de la Iglesia de San Agustín

Lima, mujer a caballo

Boceto de la Iglesia de Santa Ana

Lima, Iglesia.

Imágenes del viajero Angrand.
Leence Angrand, Imagen del Perú en el Siglo XIX
Editorial Carlos Milla Batres





La Plaza Mayor de la Ciudad de os Reyes se convirtió desde muy temprano en una referencia de primer orden. Y no sólo de la capital, sino de todo el Virreinato. Al fin y al cabo en ella se levantó la Casa de la Gobernaciçon de Pizarro primero, el Palacio de los Virreyes después, y el Palacio Republicano finalmente, lugar desde donde se dirige el destino político del país. Los primeros y sencillos balcones que adornaban las residencias de la ciudad, los coloridos muros de sus casas, iglesias y conventos, y la belleza, gracia e inteligencia de sus mujeres (elegantemente vestidas con la saya y el manto) terminarían de completar el carácter especial de una capital que dominaría por trescientos años la América austral española. P 18. Pregones.








Pregón de la Revolución Caliente

Pregón de la Picantera

Pregón de los fruteros

Pregón de los Picarones

Fotografías de la I Velada Patriótica del Colegio Proyecto
Piura, 2011


Las independencias en Latinoamérica

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Desde finales del siglo XVIII, fruto de las ideas ilustradas, un viento de independencia recorre los territorios americanos.

El 4 de julio de 1776 se declararon independientes de Inglaterra las 13 colonias americanas, rápidamente comenzaron su expansión hacia el oeste iniciada por la franja del medio oeste. En 1803 adquirieron a Francia prácticamente toda el área central y anexionaron la Florida. La llegada al Pacífico se inició con la colonización de los territorios del nor oeste. Completando su configuración actual con las conquistas realizadas a México en 1849 y el movimiento de la frontera realizado 4 años más tarde. En 1 de enero de 1804 Haití que por aquel entonces comprendía el total de la isla de Santo Domingo siguió el camino marcado por los estadounidenses. Pocos años más tarde, en 1811 aprovechado la debilidad de la Corona española por las guerras napoleónicas, Venezuela se declaró independiente siguiéndole en ese mismo año Paraguay. Las provincias unidas del Río de la Plata, que más tarde se llamarán Argentina, declaran su independencia en 1812. La república autónoma del Uruguay se proclama en 1828.

Simón Bolívar emprendió tras la liberación de Venezuela la del Virreinato de Nueva Granada, a partir de 1819, ambos territorios se integraron en una efímera realidad política que se llamará Colombia, y a los que se uniría Panamá, liberada pacíficamente y Ecuador, tras la Batalla de Pichincha en 1822. La libertad de Chile se produjo tras la victoria del General San Martín en Chacabuco en 1817. En 1821 los ejércitos libertadores pasaron a Perú derrotando a las tropas españolas en la Batalla de Junín que se produjo tres años más tarde, Lo que facultó la independencia del país.

El Alto Perú, la actual Bolivia, no debió esperar mucho para liberarse tras vencer las tropas de Sucre al ejército español, el 8 de diciembre de 1824.

Brasil conoce su independencia en 1822 tras erigirse emperador Pedro I.

En México en setiembre de 1821 el acta de independencia proclama la libertad del país. Ese mismo año tras intentos secesionistas en Centroamérica, se proclaman las Provincias Unidas del Centro de América bajo la formad e una República Federal. La formación de los países centroamericanos aún habrá de esperar algunos años.

Reflexiones sobre la Independencia del Perú

(Construyendo juntos el conocimiento de la Historia)


Reflexiones sobre la Independencia del Perú

Por: Roxana Hernández

El 28 de Julio de 1821, el virreinato del Perú dejó de serlo para convertirse en una república soberana e independiente, libertad lograda por la decisión de los peruanos y la ayuda de las tropas que, lideradas por San Martín, conformaron el ejército libertador.

El Perú por ser el centro que aglutinaba el poder español, no había sido ni remotamente el primero en lograr su independencia, es más, desde diez años antes habían empezado los procesos de separación e independencia de las juntas de gobierno que se habían ido conformando en la época de la invasión francesa sobre España. La Junta de Buenos Aires, la Junta de Santiago en la Capitanía general de Chile, se habían independizado años atrás. Al Perú le correspondería por su situación de centro del poder español en América del Sur, ser uno de los últimos bastiones de la resistencia realista a dejar estas tierras.

El trabajo de los criollos que creyeron en la necesidad de la independencia y que estuvieron de acuerdo en propiciarla y también el de aquellos que no tuvieron la fe suficiente para apostar por ella, o los que actuaron abiertamente en contra de que se concretaran los planes de independencia, todos fueron actores de un drama cuyo final fue en realidad el inicio, el inicio de una nueva realidad con sus complejidades y contrariedades que desarrollaremos a continuación.

Todo el ambiente generado en torno a la llegada de la Expedición Libertadora de San Martín no fue producto del momento, tendríamos que buscar la identidad del tiempo precursor en los procesos desarrollados en el siglo XVIII, desde la Revolución de Túpac Amaru, esas primeras manifestaciones airadas y violentas de rechazo al régimen español, sobre todo en la etapa posterior a la aplicación de las Reformas Borbónicas, en medio del ambiente del decadente Antiguo Régimen francés, que ya había costado el alto precio de la Revolución Francesa, y que tiempo después se ensañaría con España al producirse la invasión napoleónica de 1808, que Goya representaría tan dramáticamente en su obra “Los fusilamientos del 3 de Mayo”, ocurridos en la montaña del Príncipe Pío en Madrid, hechos sangrientos que él presenció desde su quinta y que luego transformaría en una obra que ha sido considerada como uno de los pináculos de la pintura española.

La violencia de la época y la nueva velocidad en la transmisión de las ideas, generaron un profundo impacto en la sociedad virreinal, sobre todo en los estratos en que se sentía con mayor énfasis la dureza del régimen español.

El pensamiento peruano entre fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX se nutrió de las ideas de la Ilustración Europea y persiguió el objetivo de desterrar de nuestra mente la escolástica medieval que había impregnado la vida académica en América. Poco a poco se fueron reformando los estudios, alentados por las expediciones de los viajeros, tan de moda en el Siglo XIX tales como Alexander Von Humboldt, Jorge Juan y Antonio de Ulloa, Pierre Bouger, Louis Gaudin y Charles de la Condamine, que permitieron que los peruanos conocieran las nuevas corrientes científicas imperantes en Europa.

La evolución del pensamiento peruano se vio favorecida con los aportes de órganos como El Mercurio Peruano, que sin ser un órgano apologético para la emancipación y la independencia, se convirtió en un medio eficaz para que los habitantes de estas tierras descubrieran su propia identidad, distinta de la europea, original, compleja y real, más no realista.

Otras remembranzas del siglo XVIII que tuvieron mucha fuerza en generar el cambio fueron El Elogio al Virrey de Jáuregui, pronunciado por Baquíjano y Carrillo, y cuyo tono desafiante y amenazador, le valieron al autor, la obligación de la disculpa y el castigo ineludible. Pensadores como Baquíjano, Juan Pablo Viscardo y Guzmán, José de la Riva Agüero y Sanchez Boquete, Manuel Lorenzo de Vidaurre, Hipólito Unanue, Toribio Rodríguez de Mendoza, hasta nuestro representante en las Cortes de Cádiz, Vicente Morales Duárez, se convirtieron en los representantes del pensamiento ilustrado en el Perú, que a la larga, influenció la maduración del ser peruano y la opción por la independencia.

¿Entonces? ¿cuál es el orden correcto que une todo el proceso atravesado? Tenemos por un lado el progreso científico universal que se estaba viviendo en Europa y que llegó al Perú a través de los criollos, hijos de españoles que tenían la posibilidad de acceder a la cultura en el mismo lugar de su gestación, y, a través de sus viajes nos pusieron en contacto con pensadores de la talla de Voltaire, con su Diccionario Filosófico, a Rousseau con su teoría del buen salvaje que reconciliaba al ser humano con su ser más íntimo y personal, la bondad subyacente en la naturaleza humana que era malograda por una sociedad estereotipada y llena de reglas mal concebidas; y hasta un Montesquieu con su planteamiento de la división de poderes que se había aplicado desde la Revolución Francesa a cada una de las regiones que iban logrando su autonomía. Esa evolución del pensamiento, de la filosofía universal, fue recibida en América, por gente ansiosa de saber, de leer, de entender, y de ese modo los panfletos pasaron de mano en mano, y las tertulias eran tertulias literarias, académicas, filosóficas, en que ganaba el intelecto humano.

Pero, paralelamente al proceso de maduración, y mientras el espíritu americano se nutría cada vez más, España iniciaba un peligroso declive, que marcaría el final de su dominio en estos territorios. La crisis económica, por el mal aprovechamiento de los recursos americanos, la burocracia, los pagos, los rescates, las malas inversiones, la derrota frente al corsariaje inglés y la consecuente aceptación del libre comercio, en un momento en que España no podía competir económicamente, habían marcado el inicio del declive. Ambos elementos se cruzaron y en el virreinato empezaron a aparecer otros síntomas, otros elementos que marcaron el inicio del fin.

El conocimiento de nuestra geografía, de nuestra historia, en fin, el conocimiento de nosotros mismos, fue paralelo a la evolución de las ideas, a las reformas en los estudios y a un creciente interés por la divulgación de temas científicos, que ayudó a ilustrar al país sobre su problemática.

Y la problemática principal nos hacía volver la mirada a la política española, el régimen absolutista que todavía nos aquejaba a pesar de haber sido removido en otros lugares, fue analizado, cuestionado, evaluado y finalmente censurado. Pero para censurar el poder político había que tener un buen sustento, ¿en qué nos amparábamos para criticar la política española y tildarla de injusta? En el marco jurídico, y entonces empezamos a cuestionar las leyes, pues resultaba que las leyes que nos oprimían y sojuzgaban estaban amparadas en una teocracia desfasada, cuestionada como lo fue en su momento el antiguo régimen y por ello se empezó a exigir cambios y reformas; poco a poco se fue abordando aspectos cada vez más álgidos, impostergables en la agenda de mejoras que urgían al pueblo y que empezaron a ser exigidas a una monarquía que estaba cada vez en menos condiciones para subsanar las fallas cometidas.

Entonces llegamos al problema social y nos encontramos con que vamos tocando fondo, y abriendo le herida real que afectaba a esta sociedad convulsa, y es que para 1820 y 1821 la población total del Perú, según los datos del censo del Virrey Gil de Taboada a fines del siglo XVIII, y los datos de la Guía de Forasteros de 1828, difícilmente pasaba el millón 200 mil habitantes y de esa cantidad, según afirma don José Agustín de la Puente y Candamo, en su libro La Independencia del Perú, los indígenas eran casi un millón, 954,799, número equivalente al 63% de la población. Población sometida al yanaconaje, al trabajo de la mita minera, a los obrajes, relegados al penúltimo peldaño de la pirámide social, sólo porque existían los esclavos negros y la república de castas, que le arrebataban el último lugar. Todos esos factores, toda esa situación, propició la independencia.

Sólo el aspecto económico podía ser más dramático y si cabe, más urgente que el problema social, y lo fue realmente debido a que las clases bajas a pesar de ser las más numerosas eran las menos beneficiadas dentro del sistema productivo virreinal, lo que hacía más intolerable la situación y más urgente la necesidad de un cambio.

Para los peruanos la independencia significó aceptar que no éramos España, que éramos una realidad diferente y separada por la geografía, por la historia y la evolución cultural misma. En palabras de Scarlett O´Phelan, en la Emancipación se verificó una confluencia de múltiples circunstancias o causas intelectuales, sociales y políticas; sin embargo, en el centro o el eje de ese conjunto de factores está presente la noción del Perú como concepto fundamental. Noción que viene desde Garcilaso en el siglo XVII y que es labor de nosotros continuarla en el presente. Una realidad distinta, única en sus características e incluso en su problemática, en fin, una realidad que hicimos nuestra con la independencia.

Para los peruanos, la independencia significó la ruptura del vínculo jurídico con el Rey de España, pero implica muchos significados más:, en palabras del Doctor José Agustín de la Puente y Candamo:

Es la afirmación del hombre que ha nacido en nuestro territorio y de su derecho al gobierno de lo propio. Es la reacción contra el mal funcionario, contra la norma injusta, contra el impuesto excesivo, contra el abuso de poder; es una manifestación más del espíritu crítico en la vida intelectual, social, política; es la oposición al sometimiento económico en función del interés de la Metrópoli; es una manifestación de algo cercano a la madurez de esa comunidad que llamamos Perú; es el enaltecimiento de las calidades del mundo americano; es el anuncio del fin de la esclavitud del negro; es una muestra más del angustioso entretejido entre las ideas del siglo XVIII y la pervivencia de la formación escolástica; es la afirmación de la voluntad del pueblo en la guerra de los españoles contra Napoleón; es la lucha contra la mita, contra el repartimiento mercantil.

El impacto que genera la frase “independencia nacional” podría llevarnos equívocamente a pensar en un final de película, para una época en la que habiendo luchado contra el poder opresor de España, lográbamos dejarlo a un lado, e iniciar inmediatamente una nueva etapa donde todo fuera, por lo menos, diferente a aquello a lo que habíamos estado acostumbrados. Sin embargo, analizando serenamente el acontecimiento de la proclamación, vemos que tuvo más bien en palabras de Flores Galindo “un efecto simbólico” más que práctico, visible, perceptible y duradero para los peruanos.

De hecho, ni todos estuvieron convencidos de la viabilidad o la importancia de la independencia, ni actuaron de la misma manera frente a su inminencia, bástenos mencionar dos textos de la época para hacernos una idea al respecto:

“Correspondencia del General San Martín. En el informe del teniente coronel José Bernaldez Polledo, escrito en Lima antes de la independencia, léase lo siguiente: “No pondero: si nuestro ejército estuviera a seis leguas de distancia de esta capital y el visir hiciera una corrida de toros, los limeños fueran a ella contentos sin pensar en el riesgo que les amenazaba. Ocuparíamos la ciudad y los limeños no interrumpirían el curso de sus placeres”

En el siguiente texto, se consigna la versión de uno de los corresponsales de San Martín en la capital, oculto bajo el seudónimo de “Aristipo Emero”, más o menos en 1820.

“Los de la clase alta, aunque deseen la Independencia, no darán sin embargo ni un paso para lograrla o secundarla; pues como tienen a sus padres empleados o son mayorazgos o hacendados etc., no se afanan mucho por mudar de existencia política, respecto a que viven con desahogo bajo el actual gobierno. Los de la clase media, que son muchos, no harán tampoco nada activamente hasta que no vengan los libertadores.... Los de la clase baja que comprende este pueblo, para nada sirven ni son capaces de ninguna revolución.”

En efecto, la independencia fue promovida por grupos de ideólogos y grupos de gente que entendía lo beneficioso que sería para todos un cambio de régimen, la consecución de la autonomía, pero no fueron todos, la gran mayoría no estaban a la altura de comprender lo profundo del proceso, y por eso fue necesario irlos ganando poco a poco para la causa de la independencia, pero esa situación también era consecuencia de lo arraigado de nuestra actitud de colonia.

En efecto, nuestras reconstrucciones mentales y materiales sobre la época nos llevan a imaginarnos con facilidad el momento de la proclamación, tal como lo muestra el lienzo del pintor Francisco Gonzales Gamarra, o el óleo de Juan Lepiani, pero también podemos preguntarnos cómo fue el 29 de julio de 1821, más allá de la ceremonia de la jura de la Bandera, cuando ya proclamados abiertamente independientes de la autoridad española tuvimos que empezar la vida en libertad.

Cuando explico este tema a mis alumnos recurro al ejemplo de la emancipación de los hijos respecto al poder de los padres, ese momento en que, pasada la inicial emoción de iniciar una nueva vida, pasamos a iniciarla, asumiendo como propia desde la decisión más pequeña al iniciar el día, hasta aquellas decisiones trascendentales, cuyas consecuencias nos acompañarán el resto de nuestra vida.

Al día siguiente de la proclama, los peruanos firmantes del acta de la Independencia y los que habían vitoreado el momento, amanecieron en la misma ciudad de Lima, donde las tropas realistas seguían acantonadas, esperando las órdenes de las autoridades españolas, a pesar de que el virrey estaba en la zona andina, cosa que prontamente les permitió volver a ocupar Lima.

Sabíamos que había que organizar el gobierno, pero no teníamos una clase política preparada para ello; y lo que es más doloroso, sabíamos lo que queríamos, pero no sabíamos cómo lograrlo, porque nuestro inconsciente colectivo nos había relegado al plano de personas que sabían obedecer, pero cómo nos costó aprender a tomar decisiones. Sólo ante esa circunstancia se entiende la propuesta de San Martín para traer un príncipe europeo para que gobernara el Perú, mientras, aprendíamos cómo hacerlo. Y así también se entiende que ante la negativa de las casas reinantes de Europa de enviar un representante a gobernar el Perú, San Martín asumiera el cargo de Protector, y junto con él, los poderes ejecutivo y legislativo, que le convertían a todas luces en dictador, eximiéndose él mismo de ejercer el poder judicial pues manifestó no querer jamás ser visto como un tirano.

Como mencionábamos el problema más urgente era el económico, y cabe por consiguiente preguntarnos ¿cuáles fueron las bases económicas con las que el Perú inició su vida independiente? Pues bien, el comercio virreinal de importación y exportación había sido muy amplio durante el virreinato, sin embargo al inicio de la vida republicana la economía se vio seriamente afectada por las guerras de la emancipación y su recuperación fue paulatina.



A inicios de la vida independiente el comercio de exportación estaba debilitado como consecuencia de las guerras de independencia y estaba limitado a algunos productos como metales preciosos, corteza de quinua, materias colorantes, cueros, pieles y lanas que se vendían en Europa.

Para pagar las importaciones inglesas se recurrió a la exportación de moneda circulante de manera masiva, llegando a ser la exportación mayoritaria.

Las exportaciones del Perú entre 1825 y 1840 en libras esterlinas se centraron en la moneda fraccionaria, lana, nitrato de soda, algodón, cortezas de quina. Dejando de lado éstas últimas y el nitrato de soda cuya producción incorporaba también regiones no peruanas, los productos dominantes eran la plata y el algodón. La plata no sólo se exportaba bajo la forma de lingotes sino como circulante monetario, pronto se vio afectada esta producción debido al fracaso de la moneda de papel. La producción de lana se centraba en la lana de oveja y de auquénido.

En definitiva el valor de las exportaciones peruanas hasta la aparición del guano en 1840 fue menor que el valor de las importaciones.

En el caso de los tributos, en agosto de 1821 San Martín, después de declarar peruanos a los indios, canceló el tributo, pero la insolvencia del estado peruano no permitió que esta medida se mantuviera. El tributo fue restablecido en 1826 debido a la necesidad de sustentar los gastos de la república.

El concepto bajo el cual se justificó la reincorporación del tributo, demostró lo lejos que estábamos de cerrar viejas heridas de diferencia social y racial:

El Ministro de Finanzas de 1830 José María de Pando dijo para justificarlo: “La experiencia de los siglos ha demostrado que la tasa de los indígenas ha sido fijada con prudencia y con perspicacia, y puesto que ella está profundamente arraigada por la costumbre, tan poderosa en el espíritu de las gentes, toda innovación sería peligrosa”

Con esas frases lapidantes y desesperanzadoras para la población mayoritaria de la naciente república empezamos con la independencia un camino de avances y retrocesos, una nueva clasificación del indígena, una clasificación que lo entendía como un ser relacionado al trabajo de la tierra, 30 leyes en menos de diez años, que buscaban que siendo el menos beneficiado económicamente, fuera el que aportara al sostenimiento del erario nacional.

Hemos avanzado 191 años en nuestra historia republicana y el día de hoy podríamos hacernos las mismas preguntas que nos hicimos en la época de la emancipación. ¿Qué es el Perú? Y tendríamos una respuesta caracterizada por una gran variedad de conceptos, sentimientos y sensaciones.

Para responder esa pregunta nuestra carta de presentación es la Historia, y es que somos la cuna de la civilización más antigua de América, Caral, con 5000 años de antigüedad, la cuna del hombre americano, es el inicio para ese tour interminable que nos conduce a todas las manifestaciones culturales que se han presentado y que por su diversidad y complejidad han hecho necesario que los historiadores las clasifiquen por Horizontes e Intermedios, desde el más antiguo y uno de los más extensos en Chavín, hasta el Horizonte Tardío representado por los Incas, la cultura más poderosa de América del Sur, cuyo éxito administrativo y organizativo basado en el aprovechamiento de la tierra sigue siendo uno de nuestros máximos referentes sobre lo que pudieron hacer nuestros antepasados y seguramente podremos hacer en el presente y futuro.

Podemos intentar responderla desde el punto de vista geográfico y diremos que

Usando las palabras deldoctor Antonio Brack Egg, El Perú es uno de los países con mayor diversidad de especies, de recursos genéticos, y de ecosistemas.

1. Diversidad de especies

De la flora se han registrado cerca de 25 mil especies, de las cuales 17 143 son plantas con flores (Angiospermas y Gymnospermas). Se conocen más de 5 000 especies y cada año se descubren y describen nuevas. Los microorganismos (algas unicelulares, bacterias, hongos, protozoos y virus), los organismos del suelo y de los fondos marinos han sido muy poco estudiados.

2. Diversidad de recursos genéticos

Hay 128 especies de plantas nativas domesticadas, con miles de variedades. La papa es uno de los cuatro cultivos alimenticios más importantes del mundo, junto con el maíz, el arroz y el trigo. Existen 9 especies de papas domésticas con más de 2 000 variedades, que se cultivan desde el nivel del mar hasta los 4 750 msnm. Además el país posee casi 200 especies de papas silvestres, especialmente en la cuenca del lago Titicaca, y que son de gran importancia para cruces con las variedades domesticadas para el mejoramiento genético. El país posee también 4 especies domésticas de animales (alpaca, llama, pato criollo y cuy), y que fueron domesticados durante la época prehispánica. El pato criollo y el cuy se han extendido por todo el mundo.

3. Diversidad de ecosistemas

El Perú es reconocido como uno de los países con la mayor diversidad ecológica de la Tierra. Se reconocen 11 ecorregiones. De las 117 zonas de vida reconocidas en el mundo 84 se encuentran en el Perú. En el territorio nacional se encuentran ecosistemas reconocidos a nivel mundial por su altísima diversidad de especies como el mar frío de la Corriente Peruana, los bosques secos en la costa norte, la puna, la selva alta, y los bosques tropicales amazónicos, donde la diversidad de especies llega a su máxima expresión. La alta diversidad de ecosistemas ha permitido el desarrollo de numerosos grupos humanos con culturas propias y destacables logros tecnológicos, culinarios y culturales.

4. Megadiversidad y responsabilidad

Por esta alta diversidad biológica el Perú es considerado uno de los 15 países de megadiversidad a nivel global, junto con Brasil, Colombia, Zaire, Madagascar, México y China, entre otros. Además es uno de los centros más importantes de recursos genéricos, conocidos como Centros de Vavilov, a nivel mundial, por el alto número de especies domesticadas originarias de esta parte del mundo. Esta realidad implica una alta responsabilidad.

Tal vez fue por eso que cuando le preguntaron al biólogo y explorador marino Jaques Cousteau un año antes de fallecer, qué lugar de la tierra preservaría de la destrucción total, sin titubear respondió: EL Perú. Y es que ¿Quién respondería diferente?

Desde el punto de vista económico, el día de ayer el Wall Street Journal nos ha descrito como

Perú uno de los nuevos tigres latinoamericanos gracias a un crecimiento rápido y continuo, sus monedas son sólidas y estables, ha logrado controlar la inflación y sus calificaciones de crédito son más altas que las de sus vecinos, afirmó hoy el diario estadounidense.

Además resaltó nuestra capacidad de actuar cuando el entorno se deteriora. Los mejores analistas norteamericanos ante la crisis del 2008, que amenazaba perjudicar con el coletazo económico a los países de América latina decía que el Perú no había caído como consecuencia de la crisis porque “es un país acostumbrado al sufrimiento y a la resistencia económica”. Nosotros sabemos que eso significa que ser país subdesarrollado económicamente, nunca nos asustó enfrentar los ajustes que vinieran y ahora, estamos demostrando que sabemos aprovechar las oportunidades. Ojalá sigamos así.

En enero de este año, el diario El País, uno de los más serios de España publicó un Dosier de 24 hojas denominado Razones para invertir en Perú, la tierra de las oportunidades, donde entre otras cosas nos ponderaba como uno de los más prometedores económicamente a nivel regional y mundial.

Hoy tenemos nuevos retos, todavía nos falta revertir el 7.1 % de analfabetismo que subsiste en el país, derrotar la tuberculosis, enfermedad ya desaparecida del resto de lugares del planeta y que nos sigue recordando la postergación y la miseria que pueden vivir nuestros hermanos del ande, tenemos que erradicar la posibilidad de la violencia, tenemos que apoyarnos mucho en la educación, nuestros niños y jóvenes no pueden crecer ni formarse académicamente sin saber la historia del Perú, porque es su derecho, y además porque cuando la conocen les apasiona, y les convence la posibilidad de ser protagonistas en esa historia, agentes de cambio del presente y del futuro. Es su derecho formarse en valores éticos, morales, pero también cívicos y ciudadanos y es su derecho ser tomados en cuenta y respetados incluyéndolos de verdad en el proyecto de desarrollo a largo plazo que diseña el gobierno.

Tenemos retos, pero también tenemos razones para afirmar que estamos cristalizando el sueño de nuestra propia identidad, hay que cerrar heridas, pero hoy, que estamos a escasos 9 años de cumplir el bicentenario de nuestra independencia, podemos trabajar cada uno desde nuestra especialidad para que nuestro presente y el futuro de nuestros hijos, sea el mejor legado que podamos dejar en prendas de trabajo y amor a esta tierra que tanto se lo merece. Que tengan unas felices fiestas patrias.